Yo no fui

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El lunes pasado el ministro Jesse Chacón asumió finalmente la línea oficial trazada por Maduro –o acaso por el G2 cubano- del saboteo al sistema eléctrico. Se había cuidado. Cuando asumió dio declaraciones razonablemente técnicas y de la misma índole fue su primera reacción cuando el apagón que afectó el Area Metropolitana de Caracas, evento que a todo trance quiso el gobierno evitar, hasta que no pudo.
Sin embargo, había cometido la imprudencia de anunciar que en cien días el problema estaría resuelto, meta de cuyo cumplimiento nos permitimos dudar, con todo respeto y con el sincero deseo de estar equivocados, porque al revés de lo que los jerarcas oficiales juran, uno no anda ligando que las cosas empeoren. Para esto, la razón es sencilla: vivimos aquí y lo que pase nos afecta, este es nuestro país y nos duele.
No es culpa del gobierno, pues, que haya apagones. Los planes de emergencia, la ayuda cubana con todo y General Ramiro Valdéz, los miles de millones de dólares gastados sin que se sepa en qué, la creación del ministerio y los cambios de ministro, la militarización de las instalaciones. No es que eso no haya servido. Es que el sistema eléctrico venezolano está siendo saboteado. Lo mismo que las refinerías, que son objetivo de la guerra petrolera, una especie de “subguerra” como la eléctrica de la guerra energética que el imperio, a través de la encargada de negocios que echamos del país y, desde luego, la derecha fascista, nos ha declarado.
También hay una “guerra económica”, y Maduro la denunció en la Asamblea y dijo que la Habilitante sería para librarla. O sea que la corrupción tampoco es culpa del gobierno, que controla cada resorte del Estado venezolano, sino de la guerra económica que produce escasez, precios altos y para colmo desaparece las divisas. Las esfuma. El Señor Samán  un chivo que sospecha que el asalto contra él no pudo ser un asalto porque a los chivos no los asaltan, sospecha también que los importadores estén dirigiendo sus cargas hacia Puerto Cabello, para que colapse. O sea que los importadores se sabotean a si mismos cuando cometen la extravagancia de importar a través del mayor puerto del país, ubicado en el mero centro de nuestra geografía.
El jefe de Indepabis, que parece vástago doctrinario-espiritual de los ministros de planificación y penitenciarías, sospecha de todo, como aquel señor que han reciclado como candidato a edil de Caracas, mientras lo designan ministro de algo.
No es que la escasez venga de las equivocaciones de catorce años, de expropiaciones, restricciones, invasiones, retórica fantasiosa y legislación desquiciada. Ni que los precios altos tengan que ver con esas mismas políticas. El gobierno que controla el tipo de cambio, los precios y buena parte del crédito, no tiene cómo explicar la inflación y el desabastecimiento. El gobierno legisla sobre arrendamiento inmobiliario, y desaparece la oferta de apartamentos, locales y casas para alquilar, pero no es su culpa. Lo único que sabe es que no es su culpa, sino de la derecha fascista que, como viene advirtiendo el veteranísimo doctor Rangel, tiene malas intenciones, materia en la cual nadie puede negarle experticia.
Yo no fui, repite el gobierno cada vez que pasa algo que no debería suceder, o deja de ocurrir algo que debería ocurrir. Este es el gobierno de yo no fui. Nunca asume sus responsabilidades.

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