Simpleza y gratuidad

Uno de los dones máspreciados que Dios, el altísimo, ha puesto a disposición del ser humano es su propia existencia.Por eso debemos estar agradecidos.
No tenemos todo lo que desearíamos, pero solo él está en capacidad de hacernos felices con lo que tenemos si de corazón lo pedimos. Pues bien; Los mejores testimonios con Dios suceden dándole las gracias. “Si tu vida es regalo personal de su amor, tu palabra de respuesta es gracias”
Con Dios no existe la parafernalia, menos aún, los negocios condicionados.Para entrar en contacto, no hace falta hacer grandes sacrificios, como por ejemplo, salir de rodillas de un sitio a otro, o hacerse tantas cruces como santuarios encontremos. Vivimos un mundo amoral. Nos damos golpes de pecho cuando estamos en nuestras iglesias, y al salir, sufrimos una especie de mutación que desconocemos a nuestro prójimo, frente a la necesidad, a la solidaridad, a darle una mano a quien lo necesita, y másaún, haciendo del chisme y la murmuración, nuestra forma de vida. ¿Cómopodemos llamar, ésta actitud, este comportamiento? ¿Estaremos actuando como verdaderos hijos de Dios? ¿O será que vamos, a una obra de teatro?
Dios es sencillo, y está dispuesto a ayudarnos en cuanto y cuándo se lo pidamos con fe, esto es, convencidos de que nos oye. Además de su “simpleza”, Nos encontramos con la gratuidad de sus favores y beneficios, en general de sus enseñanzas a través de su palabra.
Veamos el pasaje bíblico que de manera clara nos cuenta de aquellos diez leprosos que buscan la ayuda para su sanación. Todos recibenel mismo favor. Pero solo uno; El samaritano, regresa y agradece, el don de la salud. “¿No han quedado limpios todos? ¿Dónde están?  ¿Solo éste extranjero ha regresado para dar gloria a Dios? “Simpleza y gratuidad sin condicionamientos es lo que nos ofrece permanentemente la misericordia de Dios y a eso debemos responder.
Ser agradecido con Dios y con cualquier persona que a bien tenga, con nosotros destaca y realza, sin lugar a dudas, la generosidad del servicio, de la atención o el regalo. Con lepra o sin lepra, has de tu vida el don más preciado que Dios nos ha brindado.
Tenemos la esperanza de atesorar, con Dios, una vida fácil, simple y abundante, eso sí dejamos al margen las emociones tóxicas.
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