Malandro no roba chivo

-

- Publicidad -

Los niveles del lenguaje, las actitudes, gestos, modulación de la voz, tono del discurso, uso de vocablos, en fin, todo ello dibuja claramente el tipo de persona.

Su calidad humana. Su formación cultural. Su nivel académico. Su rango de civilidad. Al momento de oír al sr. Samán calificarse a sí mismo como un “chivo” pude evidenciar que la palabra “enchufado” que tanto ha beneficiado el discurso de Henrique Capriles es de alguna manera la versión “culta” de la categoría administrativa y gerencial. “Chivo” Samán no es sino una expresión más burda, brutal y cruda del comportamiento social de una buena parte de la nomenclatura gubernamental.

- Publicidad -

No tanto como para decir, como el finado, que la victoria opositora contra la reforma constitucional fue una victoria de mierda, pero, sin lugar a dudas, un buen ejemplo de las conductas vulgares que predominan no sólo en el trato de los jerarcas rojos rojitos con los electores, con los venezolanos y especialmente, como a ellos les gusta enfatizar, con las venezolanas, sino que esas desviaciones arrabaleras y de burdel predominan seguramente en sus relaciones amistosas y familiares.

Recuerdo aquella frase “esta noche te doy lo tuyo”, la confusión infantil de muchos de los ministros y altos funcionarios según lo cual ser chabacano, malandrín en la palabra, y chocarrero y ramplón en el trato, es una forma especial de ser auténtico, criollo, popular y comunero, es evidencia de un desquiciamiento social y de una verdadera aberración ciudadana. Pero aún más allá, en el fondo esa triste y repudiable frase envuelve una realidad vergonzosa y absolutamente de derecha; implica que los altos funcionarios del estado socialista del siglo XXI gozan de una aparente impunidad frente a los delincuentes, de una barrera de protección, de un escudo defensivo que no puede provenir sino de dos fuentes, o bien los malandros y los grandes funcionarios son amigos, parientes, conocidos, socios, qué se yo, o por el otro, tienen una protección especial de guardaespaldas, soplones, policías, guardias, escoltas y hasta amantes que los aíslan definitivamente del venezolano común, del hombre promedio. Viven entonces en una burbuja protegida por hombres, armas y dinero.

Que Samán se defina como “chivo inexpugnable e inatacable” lo invalida automáticamente como un representante popular, como un dirigente supuestamente revolucionario y no es, pero ni de vaina, el soñado “hombre nuevo” de quien habló ampliamente el Che Guevara. Samán es el arquetipo del viejo modelo de funcionario echón, bocón, grosero, irrespetuoso, impúdico, vulgar, inmoral y petulante.

A partir de esta confesión tan pedestre del sr. Samán, quien entre otras perlas, dijo hace algún tiempo que si le daban 100 policías bien entrenados él podía acabar con inflación en un dos por tres, podemos extraer conclusiones valiosas en torno a la herencia cultural que dejará en nuestra sociedad estos 14 años de perfidia gobiernera. Existe dentro del complejo mundo heredado de chávez una inversión despreciable de los valores ciudadanos y civilizatorios.

Una vez desaparecido del mapa político venezolano todo vestigio de esta red prosaica, primitiva e ignara de altos funcionarios, el problema no solo consistirá en sanear la economía, restituir la confianza en las instituciones públicas, mejorar el clima interno para la inversión, amarrar la inflación a un dígito, sino regresar al proceso civilizatorio que se detuvo con un frenazo brutal el mismo día en que comenzó el desgobierno, la sinrazón y la locura en venezuela. De eso ya han transcurrido 14 años.

Borrar de la conducta ciudadana los ejemplos malsanos, dañinos y hasta criminales; todo el orín y el herrumbre dejado por quinquenios de basura ideológica y conductas reprochables no será nada fácil. Solo regresar a los motorizados al estado anterior de cumplimiento de las leyes y reglamentos sobre transporte terrestre ya supone un reto gigantesco y un gran esfuerzo colectivo. Piense usted amigo lector en la cárceles. En esos infiernos para las grandes mayorías de hombres descarnados, desmoralizados, harapientos y sometidos a violaciones, vejámenes y todo tipo de tortura, pero que son al mismo tiempo paraísos para los pranes y sus luceros. Quienes hacen parrandas, aquelarres, parrillas y conciertos, planifican sus crímenes dentro de sus recintos dotados de computadoras, teléfonos, televisores de pantalla plana y hasta mascotas, sin hablar de armas cortas y largas, granadas, ametralladoras y todo tipo de armas.

Meditemos sobre la existencia de pranes (presos rematados asesinos natos) un producto inequívocamente rojo rojito, nacidos al calor de la corrupción, el contubernio, el cohecho y la conchupancia entre funcionarios civiles y militares bajo la mirada complaciente, pero muy participativa en los negociados, de los directores y subdirectores de los diferentes penales del país. Yo diría sin temor a equivocarme que hay chivos enchufados como samán y hay chivos semi-enchufados como el mocho edwin, el pran de sabaneta. ¿serán amigos esos chivos? ¿se conocen? ¿tigre no come tigre porque lo vomita?

@ssemtei

Pulsa aquí para apoyar la libertad de expresión en Venezuela. Tu donación servirá para fortalecer nuestra plataforma digital desde la redacción del Decano de la Prensa Nacional, y así permitir que sigamos adelante comprometidos con la información veraz, como ha sido nuestra bandera desde 1904.

¡Contamos contigo!

Apóyanos aquí

- Publicidad -

Más leido hoy

- Publicidad -

Debes leer

- Publicidad -
- Publicidad -