Aunque, en realidad, soy caraqueño, tengo mas de 47 años radicado en esta bella (en otros tiempos) y hospitalaria ciudad, que considero como mi segunda patriecita, y a ella dedico mi amor y agradecimiento porque me ha dado todo lo que un ser humano puede desear, primordialmente aquí nacieron mis nietos y bisnietos, mi esposa es larense. ¿Qué mas?
Por tal motivo y con gran tristeza, compartida por prácticamente la totalidad de mis hermanos y hermanas de la misma generación, creo un deber establecer, para que en un mañana no se me tilde de “morir callado”, que en el lapso mencionado ninguno de nosotros recuerda haber visto y sentido a Barquisimeto tan sucio, feo, destrozado, abandonado, con calles intransitables, aceptando con resignación forzada su apodo “Barquisihueco”, ¿Es que a la Alcaldía no le queda otro oficio que perder el tiempo, por ejemplo, tratando de desmerecer o desvirtuar las obras que pueda ejecutar la Gobernación?
Con todo respeto Sra. Alcaldesa ¿por casualidad Ud. transita de su casa a la Alcaldía en helicóptero? Porque si lo hace en algún vehículo de ruedas, cualquiera que sea su tamaño y/o número de ruedas, puede apreciar la tortura que ello significa, los daños que cada orificio del pavimento ocasiona, no solo a las partes mecánicas del auto, sino a su propio estómago, a su tranquilidad, a su seguridad, a su bolsillo pensando en cuanto le van a costar los arreglos en el taller.
Entonces ¿qué quiso usted decir cuando proclamó en todos los medios de comunicación “asfalto parejo”? ¿Que todas las calles iban a ser reparadas, o que esas mismas calles estaban “parejas” en cuanto a la cantidad de huecos en el asfalto? ¿No siente Ud., en lo más profundo de su conciencia, en su lógico amor y responsabilidad por esta ciudad y su gente, algo de dolor cuando se entera de un accidente automovilístico, por culpa de un hueco, que le cuesta la vida a cualquier ciudadano, de un compatriota que, a lo mejor, era un pilar fundamental en nuestro desarrollo, y se desperdicia, lamentablemente, su cooperación en tal sentido, sin olvidar el incierto destino de la familia que de él dependía?
¿Es que no hay asfalto en nuestra patria soberana rica en petróleo? ¿Es que no se considera importante la reparación de las vías de tránsito terrestre? ¿No es, inclusive, un buen motivo para lograr intensificar un ingreso tan calificado como el turismo? Que envidia despierta en cualquier venezolano, al viajar o apreciar en cines y televisión, la calidad de las calles y/o carreteras en cientos de países en el mundo entero, muchos de los cuales son más pobres que el nuestro. Acuérdese que también los conductores votan.
