En fecha reciente me desplazaba en mi vehículo por la Avenida Hno. Nectario María o Ribereña de nuestra ciudad, en la vía me encontré con una alcabala policial de control, de esas que colocan frecuentemente en esa arteria vial; a mi lado se movilizaba una joven dama quien al divisar a los funcionarios procedió a colocarse el cinturón de seguridad de inmediato. La conducta de la señora se repite con frecuencia en las calles de nuestro país, por eso no me asombró, aun cuando nunca olvido colocarme ese importante artículo de seguridad. A algunas personas les parece fastidioso o incomodo el uso de este instrumento.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando al pasar la alcabala, la dama corrió y se quitó el cinturón. Reflexioné de inmediato, ¿qué cree esta señora? ¿Será que no sabe que las autoridades sólo velan porque su viaje sea más seguro? ¿Se puede ser tan irresponsable con uno mismo y con su familia?
Según cifras de expertos, es la herramienta más eficaz en la prevención de las consecuencias de accidentes de tránsito. El uso del cinturón es esencial y no es reemplazable por otros métodos de igual modo debe ser usado en cualquier tipo de viaje, corto o largo, en la ciudad o carretera. A nivel global se considera que usar el cinturón previene al menos el 10% de fallecimientos por accidentes de tránsito. Del mismo modo genera beneficios que oscilan entre el 10 y el 70% ante lesiones.
Entre las lesiones frecuentes producto de este tipo de traumas, se encuentran: Las lesiones en los miembros inferiores (piernas), que producto del desplazamiento brusco ante la potencia de un impacto sufren severos golpes. Golpes al cráneo, traumas faciales, lesiones permanentes en los ojos y un gran etcétera. Todos estos padecimientos pueden evitarse o al menos disminuir considerablemente su influencia en este tipo de eventos no deseados.
La recomendación es colocarse el cinturón de seguridad, no porque lo impongan las leyes, o pare que en algún puesto de control no le llamen la atención o le coloquen una multa, póngaselo por sentido común, responsabilidad hacia nosotros o hacia las personas que nos quieren. Por ellos, vale la pena amarrarse a su asiento. Que Dios les bendiga, que Dios bendiga a Venezuela.