La investidura el martes del experimentado diplomático Piero Parolin, exnuncio en Venezuela, como nuevo Secretario de Estado del Vaticano, lo que equivale a primer ministro de la Santa Sede, marca el inicio de una nueva en el Vaticano y del pontificado de Francisco, quien deberá poner en marcha la reforma de la Curia Roma.
Parolin, de 58 años, remplaza al influyente y controvertido cardenal Tarcisio Bertone, nombrado en 2006 por Benedicto XVI y cuyo mandato estuvo marcado por los escándalos.
Parolin tomará posesión del cargo durante un acto solemne presidido por el papa Francisco en el palacio apostólico.
A penas designado, el nuevo número dos de la Santa Sede sorprendió por sus declaraciones sobre el celibato, al afirmar que «no es un dogma», y por la facilidad de acceso a la prensa.
Francisco, que respeta la tradición de que el papa extranjero nombra un italiano como mano derecha, apuesta también por favorecer el diálogo directo con su equipo de trabajo.
La salida de Bertone, un salesiano sin experiencia en el manejo de asuntos diplomáticos, quien está por cumplir 79 años, ocurre después de una serie de escándalos que sacudieron a la Iglesia católica en los últimos años: pederastia, Vatileaks y reforma de las finanzas del Vaticano.
Su gestión estuvo marcada por rivalidades e intrigas en las altas esferas del Vaticano, por lo que fue acusado de errores de gestión, favoritismo y de adoptar decisiones cuestionables, aunque nunca se puso en tela de juicio su honradez.
Pese a las acusaciones, Benedicto XVI lo mantuvo hasta el final en su cargo.
El nombramiento por parte del papa latinoamericano de Parolin, de 58 años, quien desde 2009 era nuncio (embajador del Vaticano) en Venezuela, ha generado reacciones favorables.
El nuevo número dos de la Santa Sede ha sido descrito como un hombre «modesto, accesible, abierto y competente». Tendrá menos poder que sus predecesores, ya que se encargará sobre todo de la diplomacia vaticana.
Según fuentes internas, Parolin deberá compartir el cargo con el «moderator Curiae», un coordinador entre los varios «ministerios» de la Curia Romana, un cargo que no ha sido creado, pero que el pontífice está delineando.
Políglota, considerado particularmente joven para ese puesto, nació en la región del Véneto, en el noreste de Italia. Su padre tenía una ferretería y su madre era maestra de escuela.
Ordenado sacerdote en abril de 1980, el padre Pietro Parolin estudió en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y en 1983 entró en la Academia pontificia eclesiástica, encargada de formar el personal diplomático de la Santa Sede.
Su primer cargo fue en Nigeria (de 1986 a 1989) y luego estuvo en México, hasta noviembre de 1992, cuando el papa Juan Pablo II lo nombró en el puesto de subsecretario para las relaciones con el Estado, verdadero «número tres» de la diplomacia vaticana.
En la Secretaría de Estado, estuvo a cargo de las relaciones con los Estados, entre ellos España, Andorra, Italia y la República de San Marino.
El nuevo secretario de Estado vaticano trabajó en varios asuntos delicados, como las relaciones con la China comunista, Vietnam e Israel.
Después de pasar un poco menos de siete años al servicio de los secretarios de Estado, Angelo Sodano y Tarcisio Bertone, Benedicto XVI lo nombró en agosto de 2009 nuncio apostólico en Venezuela.
Obispo desde el 2009, su gestión de las relaciones con Venezuela estuvieron marcadas por las tensiones entre el episcopado venezolano y el gobierno de Hugo Chávez, fallecido en marzo pasado.