Cuando era niño, el cineasta estadounidense Randy Moore estaba obsesionado con Disney World, adonde solía realizar viajes todos los años con su padre. Así que como adulto se propuso captar y cuestionar la fascinación de esa fantasía fabricada.
El resultado ha sido Escape from Tomorrow, que fue filmada de manera subrepticia en Disneyland y en Disney World sin autorización del famoso propietario Walt Disney Co., y que incluso ha llegado a las salas de cine.
“Tenía la seguridad de que Disney no iba salirse de su línea para darme autorización”, destacó Moore, “así que no se la pedí”.
El director, quien también escribió el guión, insiste en que no había otra manera de relatar la historia de una familia frustrada que comienza a perder el sentido de la realidad durante un viaje a Disney World. Por lo cual Moore y su equipo compraron abonos para Disneyland en Anaheim, California, y Disney World en Orlando, Florida, y se valieron de cámaras de mano para filmar las escenas y pequeñas grabadoras digitales para grabar el sonido.
Repetidamente se pasearon en los botes de It’s a Small World y otras atracciones características de Disney a fin de filmar desde varias perspectivas, al igual que cualquier otra obra cinematográfica.
Los representantes de Disney, empresa que protegen celosamente su imagen, productos y su propiedad intelectual, no respondieron los pedidos para hacer declaraciones sobre el tema de la película. La empresa tampoco ha hablado con Moore o con el distribuidor de la cinta.
Moore dijo: “Les preguntaría si les gustó o qué opinan de ella”.
El director dijo que sintió temor durante las filmaciones secretas en Disneyland y en Disney World, pero no porque filmaba ilegalmente, sino porque no deseaba defraudar a su equipo.