En sus tres derrotas de la semana, Cardenales llegó en ventaja al séptimo inning. Es fácil deducir que el bullpen mostró sensibles brechas, algunas de ellas nada sorpresivas. Lo lamentable ayer, en ese séptimo fatal de seis anotaciones aragüeñas, fue perder una labor inmensa a cargo del zurdo debutante Anthony Vásquez, cuya tarea terminó en el olvido y en el revés. Enjauló a los Tigres con un hit y un boleto en seis episodios, mostrando gran variedad, excelente control y muy buenos auspicios para lo que viene. Los abridores en el lapso trabajaron de maravillas en los cuatro juegos. En total fueron 16 tramos y sólo dos rayitas a cuenta para los iniciadores.
Para la fecha dominical no había una gran cantidad de brazos disponibles y el manager Grifol de alguna manera se vio obligado a jugar la ruleta rusa. En un santiamén Moisés Hernández tuvo las bases llenas y poco más tarde Jesse Navas recibiría el cuadrangular de Juan Carlos Infante con tres a bordo, para sentenciar el encuentro. Los novatos de tan buenas faenas en días anteriores no estaban en la lista del día y los extranjeros igualmente tenían fecha libre. Se presumían problemas para el tercio final y por ello lo sucedido no produjo sobresaltos. Poco a poco, el estratega larense sabrá cómo utilizar su personal para sostener ventajas.
Jairo Pérez fue la bujía del fin de semana. Sus cinco extrabases (dos jonrones y tres dobles) hablan de su buen estado de forma. El manager se adelantó a ello colocándolo de tercero. Los dos vuelacercas de Joc Pederson pudieran ser un anticipo de la gran ayuda que el prospecto de los Dodgers le prestaría al equipo. Ya vendrá más poder al bate con Jiménez, Montero y, más tarde, Valbuena. Los cuatro encuentros estuvieron a la mano y se perdieron tres.
Siempre en la arrancada la retaguardia tiene sus bemoles y quien detente alguna regularidad podrá arrancar en grande, como el caso de los Tigres (4-0). Si algo positivo se entresacó en la arrancada fue la tarea de los tiradores novatos Rengel, Pereira, Medina y Vizcaya. Parece el momento ideal para intentar el surgimiento de una importante generación de lanzadores, la que tanta falta le hace a Cardenales. Las dos fechas libres darán el descanso suficiente a los brazos del plantel crepuscular y proporcionarán la sensatez y la sapiencia para manejar, con las dificultades del caso, un pitcheo inestable.
