La fila para pagar los productos en la Feria de Consumo Familiar de Cecosesola, se convierte en el espacio idóneo donde los ciudadanos comentan lo duro que se ha vuelto realizar las compras, y sobre todo, llevar a la casa todo lo que se anotó en la lista de artículos necesarios para abastecer la despensa.
“En otros tiempos había variedad. Uno iba a un supermercado y conseguía varias marcas de cada producto; se podía comparar precios y calidad. Existía la posibilidad de elegir entre varias opciones lo que a uno más le gustara. Ahora toca comer lo que se consiga”, evocó Gladys Ramos, ama de casa de la parroquia Unión.
Comentó que antes de visitar el mercado popular de Cecosesola, estuvo en un macro operativo de Pdval en otro punto de la ciudad.
“Después de hacer una cola enorme pude comprar algunas cosas. Está bien que el Gobierno haga ese tipo de jornadas, pero lo que me parece injusto es que tengamos que pasar tanto trabajo para adquirir dos o tres productos”, expresó.
“En esos operativos la gente se vuelve loca. El que tiene la posibilidad de hacer la cola varias veces, lo hace para poder tener una buena cantidad de cada alimento en su cas, y así no les afecte cuando llegue la escasez”.
En tal sentido, sostiene que “el venezolano compra todo lo que puede, no para acaparar, sino para tener un aprovisionamiento si el producto falta”.
Ramos también se refirió a la regulación de precios. “Basta que se le fije un límite a un producto para que desaparezca. Ocurre con la comida, pero también con artículos de aseo personal”.
En su visita al mercado de Cecosesola pudo conseguir leche, margarina y aceite. Sin embargo, no encontró harina de maíz, harina de trigo, caraotas negras ni azúcar. “Me tocará seguir recorriendo establecimientos, a ver si llevo lo que me hace falta. Lamentablemente, desde hace tiempo ya uno no come lo que quiere, sino lo que consigue”.
Por su parte, Luz Ortegana manifestó que no consigue papel higiénico “desde hace meses”. Consultada sobre cómo hacía para suplir esa ausencia, indicó que “con toallín o servilletas. Sale mucho más costoso, pero es lo único que podemos hacer”.
Contó que, como muchas madres de familia, se ha visto en la necesidad de comprar productos con sobreprecio a los buhoneros, porque “a veces ellos son los únicos que los tienen. Lo que uno se pregunta siempre es de dónde los sacan, y por qué el Gobierno no los controla”.
“Cuando las madres hacemos mercado, pensamos principalmente en nuestros hijos. Por eso soportamos horas de colas, vamos a varios sitios el mismo día y cuando conseguimos un producto que nos hace falta, lo pagamos al precio que sea”, destacó.
No obstante, Ortegana se niega a acostumbrarse a las colas, las incomodidades y las maratónicas jornadas recorriendo varios establecimientos para hacer las compras.
“No me parece que los venezolanos tengamos que resignarnos a esto. El deber ser es que podamos ir con nuestro dinero a cualquier supermercado y tener varias opciones para escoger, como era antes”, puntualizó.