La escalada de inflación que ha sufrido la economía venezolana en el año en curso, ha supuesto también, el aumento más alto del salario mínimo en los últimos años.
Diferentes especialistas y analistas económicos prevén que, para el cierre del 2013, el índice inflacionario cerrará por el orden de los 45%, misma cifra en la que se ha incrementado el sueldo que recibe un trabajador como pago mínimo de su labor. En este sentido, Gerardo Álvarez, economista, explicó, a propósito de los anuncios hechos por el Presidente de la República sobre el aumento salarial, “es una indemnización que se le hace a los trabajadores por el daño que ha hecho la inflación”.
Álvarez aclaró no estar en desacuerdo con un aumento salarial, pero mantuvo que, dicho incremento, responde a la alza de precios que han sufrido los bienes y servicios que consume cada ciudadano, “además de mantener una exigua (precaria) calidad de vida”, indicó.
El economista explicó que en Venezuela, el precio de la canasta básica asciende a los 8 mil bolívares, así pues, tomando en cuenta las cifras publicadas por el sector oficial, sobre un aumento salarial de 2.973 bolívares para el mes de noviembre, serían necesarios poco menos de tres sueldos para costear el precio de dichos bienes. Además, continúa Álvarez, el 70% de las familias en el país, devengan menos de 3 sueldos mínimos, un aproximado de 8 mil bolívares, cifra que coincide con la nombrada canasta que da acceso a los bienes básicos del grupo familiar.
“Esta realidad, no le permite a la familia ahorrar, tener esparcimiento, vacaciones, pagar por la salud o educación de los hijos. Eso ratifica la precaria calidad de vida”, afirmó. “La inversión es sacrificada para costear los gastos de consumo”.
Un aumento con ciertas consideraciones
Domingo Javier Salgado, abogado laboral, expresó que habría que tomar ciertas consideraciones que alteran el resultado final del monto a recibir, si bien el Gobierno afirma que es el más alto de América del Sur y el Caribe.
En primer lugar, explica el especialista, se dijo que el salario mínimo arribará a poco más de los 4 mil bolívares, “pero la verdad es que se mantiene por debajo de los 3 mil”.
La diferencia radica en la ley de alimentación que es pagada por ticket, de forma electrónica o en efectivo. Además, en el total publicado por Nicolás Maduro de 4.113 bolívares, se suma el sueldo total de 2.972,97 al máximo que, por ley, una empresa puede pagar por concepto de bono de alimentación: el 50% del valor total de la Unidad Tributaria multiplicado por 21 días hábiles. Sin embargo, el trabajador, según la dinámica de su labor, no podría trabajar este total de días en un mes, y la empresa, según lo que expresa la disposición legal, puede pagar el 25% de la UT, un total de 561,75 bolívares.
El especialista en temas labores hace una mención especial al bono de alimentación. “En el salario mínimo, no se puede sumar el bono, por cuanto no es salario, no responde a la base de cálculo de los beneficios sociales, a los cálculos que se hacen por utilidades, de la ley Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat, al Régimen Prestacional de Empleo…”, aclaró. Para Delgado, sería necesario comparar el sueldo mínimo, execrando el bono de alimentación, con respecto a los índices inflacionarios publicados por el Banco Central de Venezuela o con la percepción de las personas cuando adquieren un producto.
Para justificar las declaraciones del Gobierno nacional, Delgado indica que es necesario que los productos que consumen los venezolanos (alimentación, salud, higiene, entre otros) sean adquiridos en el mercado a consideración del dólar oficial, con los requisitos que pide el Estado, “si tomamos los otros mecanismos con el precio de dólar que maneja el Sicad, ese parámetro de cálculo bajaría”.
Para finalizar, el economista Gerardo Álvarez, hizo un llamado a los ciudadanos para que, en los próximos meses, hagan una lista de prioridades sobre los gastos que vayan a realizar, “vienen momentos de racionamiento y razonamiento”, debido a la inyección de dinero que se prevé para el mes de diciembre y la resaca económica posterior producto de dinero inorgánico destinado al consumo.
