El jueves pasado bajando de Caracas a Maiquetía me encontré atrapada dentro de una de esas interminables colas, causada por una gandola accidentada horas antes, -según dijeron por el Twitter- y que a las autoridades incompetentes les tomó un tiempero remolcar, tiempero que utilicé para observar a mis compañeros de cola, resignados, mansos, conformes… hasta sumisos, diría yo. La costumbre de que nada funciona, de que todo es un problema se ha apoderado de nosotros. Para qué quejarse, para qué ir contra la corriente si lo mejor que nos puede pasar es que nos arrastre su cauce desenfrenado.
“A veces pienso que todo el pueblo es un muchacho que va corriendo tras la esperanza que se le va”, recordé las palabras de Alí Primera en su “Canción mansa para un pueblo bravo”. Y sentí una profundísima tristeza. Esa mezcla de resignación y cinismo es patética. Cada vez que escucho a alguien decir que “estamos al borde de un cataclismo social” y veo la pasividad con la que aceptamos la falta de servicios públicos, el desorden, los desmanes, la inseguridad, la escasez, la corrupción, las mentiras, la manipulación, me pregunto ¿quién se va a rebelar?. Definitivamente, no este pueblo manso, mi manso pueblo.
Pregunté por el Twitter para sondear qué pensaba la gente… Las respuestas fueron desde que nos la seguiremos calando -la desesperanza aprendida (o enseñada desde el gobierno) hasta que estamos a punto de reventón:
“Sucede como en las fiestas: nadie se atreve a decir «me voy», en lo que se va el primero se van todos ¿Quien será el aguafiestas?”…
“Nos lo vamos a seguir calando sin duda”…
“Eso viene. Lo que falta por determinar son: a) detonante b) características y c)duración”…
“Las condiciones para un estallido social están servidas las inmensas colas fuera de supermercados serán LA CHISPA q agarrará candela” (sic)
“No va a pasar, este pueblo no es el mismo de 1989 ni el gobierno es el mismo de CAP. No se engañen”…
Alguien mandó un link de YouTube en el que se muestra la zaparapanda cuando llega la Harina PAN al supermercado:
http://www.lapatilla.com/site/2013/10/04/esto-es-lo-que-pasa-cuando-llega-la-harina-pan-en-la-patria-que-tenemos-video/
Por supuesto, no faltó la amenaza de alguien que piensa que un estallido social afectará solo a la oposición:
“Pedíle a Dios que así no sea, no quedaría nada de la oposición y sus líderes”…
“Ellos sacarían a sus seguidores porque ellos no tienen cojones, igual saldrían derrotados”
Tampoco faltó el que cree que la oposición quiere un golpe militar (¡zape gato! Militares NUNCA JAMÁS mandando):
“Por mucho que ustedes lo aúpen aquí no va a ver ningún alzamiento o rebelión, ni del pueblo ni de militares”…
Aquí nada nos sorprende. Estamos curados de espanto y hablamos, vivimos y aceptamos las cosas más insólitas son las mayor pasividad.
Circula un audio en el que supuestamente Chávez se dirige en un mensaje de voz a su hermano Adán diciéndole que está vivo. No sé quién haya creado el audio, pero encima de que a nadie favorece tamaña atrocidad, pienso en el grado de deterioro que hemos llegado para que haya gente que crea que el asunto pueda ser verdad.
¿Quién inventa una cosa así?… ¿Qué presidente podría hacerse el muerto sin estarlo?… Me pasan por la cabeza los nombres de Saddam Hussein, Qadafi, Mugabe, Al Asad, Lukaschenko… Todos tiranos.
Hace años conocí muy de cerca la experiencia de un sinvergüenza que hizo pasar horrores a su familia, tanto moral como económicamente. El sujeto murió fuera de Venezuela y recuerdo que sus familiares llamaron a conocidos en el país donde había fallecido a pedirles que fueran al velorio a constatar de que se trataba de él y que en efecto, estaba muerto. “¿Ustedes creen que puede hacerse el muerto?”, les pregunté. “Sí, claro que sí”. Sentí horror de que ellos creyeran que podía pasar algo así.
Ya en Venezuela puede pasar cualquier cosa. Y “cualquier cosa” es “cualquier cosa”.
Pero veo que nos son los únicos y que esas cosas pasan… Pasan y no pasa nada…
@cjaimesb
