•Un hombre puede ser tonto y no saberlo hasta que se hace presidente y no tiene forma de ocultárselo a los demás
•Cualquiera sea la razón de la voz que vino de ultratumba no creo que la intención sea que Maduro se pudra en el poder. Dejen que los muertos entierren a sus muertos
•La mezquindad humana siempre verá tus defectos a través de un microscopio y tus virtudes allá lejos a través de un telescopio
•La esperanza no se pierde si la practicamos habitualmente. Hoy nuestro país nos pide que la ejercitemos desde tempranito e incluso al acostarnos
•Días atrás le dieron el toque de diana a la otrora exitosa compañía aceitera. Todo lo bueno que tocan lo fríen hasta que se chamusque
•¿“Compras nerviosas”? Hay tres razones válidas para hacerlas: una, porque no te alcanzan los churupos para lo básico de tu cesta. Dos, porque al tocar un artículo de primera necesidad (cuando lo hay) nos pega una tembladera por no saber a qué precio vendrá. Y tres, la triste razón desaber que -este anhelado artículo- mañana brillará por su ausencia
•Curiosidades: Hitler, quien exterminó a millones de personas, nunca permitió que un barbero le pasara una navaja por el cuello al afeitarlo. Siempre malicioso -como todo dictador- lo hizo él mismo hasta que, al final de sus días, ya no lo podía por el temblor en sus manos (sufría de mal de Parkinson). Para lo que no le tembló el pulso fue para suicidarse junto a su esposa al ver que su proyecto había fracasado
•Si uno cae diez veces y se levanta once le estará picando adelante a sus caídas
•Calixto no estaba listo para dejar el imperio en 48 horas. Ni tiempo le dio para traerse lo más básico
•Este es un gobierno acuñador de frases suavizantes de realidades (lo que se llama eufemismos) que disimulen la crudeza de esto que llamamos patria
•Jorge Luis Borges dijo una vez que reír era correr el riesgo de parecer tonto. Algunos salen corriendo ante la sola idea de parecerlo
•En este país hay mucho cable pelado y no todos se los podemos achacar a Chacón
•Otro ministro dijo la semana pasada: “La gente debe ayudar al pueblo”. ¿Y por qué no simplemente la gente ayudando a la gente?, señor ministro. Así evitamos usar el término “pueblo” que por su excesivo y mal intencionado uso, luce excluyente
•En esta semana de encontronazos diplomáticos entre aquel imperio y el nuestro, Wikileaks no ha tenido que filtrar nada. La diplomacia venezolana de los últimos 15 años es abierta y a pleno gañote
•El gran Miguel de Cervantes solía decir: “Tomo cuando tengo la ocasión y a veces cuando no la tengo”. Mi tío Belisario parece que siguió ese ejemplo un poco demasiado. De niño la única vez que lo pude ver tieso y derechito fue cuando falleció
•Una amable lectora desde un lejano continente nos sugiere que compartamos una anécdota de perros. Yo no tengo la habilidad del famoso domador que aparece en la televisión. Pero haremos lo posible, siendo que al perro (o a la perra), aún no le destronan como el mejor (o “la mejora”) amigo(a) del hombre. Va una de perros, entonces. En mi familia tuvimos una mascota llamada “Muñeca”. Era una perrita mestiza (cruce de callejera con realengo). Nos ayudó a criar a nuestros hijos con amor hacia los animales. También tuvimos a Condesa la lorita, a Patricia la morrocoya (opositora, por cierto), y a Guicho, un gatito mal agradecido, pues a pesar de haberlo recogido terminó huyendo de la casa. De todos, “Muñeca” fue la que más tiempo vivió con nosotros ¡18 años! ¡Record de Guinnes! Hubo muchas ocasiones en que nos demostró sus dotes de amistad perruna: Un día necesitaba levantarme de madrugada y puse el despertador para las 4 de la mañana. El reloj sonaba y yo nada que despertaba. Muñeca, perturbada por el ruido, y viendo que yo no espabilaba, se subió a la mesita de noche, tomó el despertador con su boca, y lo dejó caer al suelo. Al caer, causó tal ruido que me logró despertar. En otra ocasión, sucedió algo parecido, pero esta vez, el despertador continuó sonando y yo sin despertarme. A lo que “Muñeca”, agarrándolo por la boca, se lo llevó a mi hijo menor a su habitación para que solucionara el problema. Aquí sí vale la pena exclamar ¡Guau! En vez del inglés ¡Wow!
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