Vender por sobre todo. Al menos esa pareciera ser la consigna de aquellos que se dedican al “negocio de estar en forma” y que invitan a las personas a comprar aparatos que parecieran hacer milagros sin la necesidad de esfuerzo alguno.
El mensaje que actualmente se transmite con respecto a la vida saludable pareciera ser un muy buen negocio, del cual se han ganado buenos dividendos. Esto sucede en todo ámbito de cosas y quizás en el área del entrenamiento físico se hace aún más patente cuando observamos la promoción de productos y servicios que evidentemente no entregan resultados saludables y efectivos.Al parecer, el marketing tiene mucho qué decir, pues tienen la ventaja de poder “jugar” con las imágenes y hacer que las personas deseen obtener lo mismo que aparece en aquella fotografía o video promocional, a veces sin la necesidad de colocar mensaje alguno.
Con lo anterior, hombres y mujeres con un físico increíble se toman las etiquetas de suplementos alimenticios, máquinas de fitness e implementos que permiten conseguir un abdomen plano, brazos musculosos y glúteos turgentes en muy poco tiempo y sin la necesidad de hacer nada más. Sin duda, un juego fácil para quienes tienen este negocio.
Esta como tantas otras son “oportunidades de negocio” y que si bien en todas las actividades existe el lucro, éste pierde el norte cuando se genera “a partir del engaño, de crear falsas expectativas y cuando se juega con la ilusión de las personas”.
En el caso de la actividad física, dice que ejemplos de mal lucro sobran, algunos de ellos pueden apreciarse en aquellos “gimnasios donde sólo importa que la persona pague la cuota. Ahí, claramente es un negocio y no tiene nada de malo, siempre y cuando ese dinero esté basado en objetivos reales. Lo malo es que eso en la práctica no se da porque no te evalúan, no hay un control, en muchos lugares no hay profesionales competentes, no existe la logística, etc.”.
A pesar de estar enterados, muchas personas siguen cayendo en la trampa de adquirir productos que prometen resultados mágicos sin hacer el más mínimo esfuerzo. A la pérdida de tiempo (y dinero) pueden sumarse también graves problemas para la salud.