La reacción de Estados Unidos al expulsar los diplomáticos venezolanos tiene sus antecedentes inmediatos, que a juicio del politólogo Fabián Fawcett, no es más que una acción recíproca.
No obstante, este conflicto se ha generado en varias oportunidades entre ambas naciones, cuando el desaparecido presidente Hugo Chávez, expulsó a todo los miembros del cuerpo diplomático norteamericano, acusándolos de espías y desestabilizadores.
Pero a pesar de ello, apunta el especialista, no había una reacción tan inmediata de Estados Unidos, sino simplemente llevar el percance a encargados de negocios y encuentros para entablar el diálogo con solución.
Reciprocidad en el caso
Asombra del caso, que el Gobierno de Barack Obama, actuó distinto esta vez con reciprocidad al notificar la expulsión de Calixto Ortega de suelo norteamericano, con otro elemento añadido, que no es más que la solicitud del senado a la Organización de Estados Americanos, OEA, un reporte detallado sobre la elección presidencial que dio el triunfo a Nicolás Maduro.
Según Fawcett, por primera vez Estados Unidos se inmiscuye directamente en los problemas de Venezuela al calificar de “intimidación” del gobierno venezolano contra la disidencia, además de opinar que en la Asamblea Nacional se generó “violencia inexcusable” luego de los comicios de abril.
“Estados Unidos estaba un poco al margen de esta situación, con pronunciamientos aislados dentro del marco democrático”, apuntó.
El mismo petitorio de la OEA, fue consignado en todos los organismos que participaron como observadores internacionales en la elección del 14 de abril, lo que visualiza una lectura política interesante: Por primera vez Estados Unidos tiene a Venezuela en su agenda, lo que significa que existe una tensión latente con el Gobierno de Maduro, lo que pudiera general conflictos posteriores incluso en el intercambio comercial, toda vez, el país norteamericano es el primer comprador de petróleo.
Un espaldarazo del senado
Por su parte, el abogado José Gregorio Zaa, remarcó que el pronunciamiento del congreso norteamericano ante los eventos ocurridos en Venezuela, concretamente sobre los resultados electorales, es darle un espaldarazo al pueblo venezolano y ratifica que no hay que pasar la página al tratar de avalar el carácter ilegítimo de Nicolás Maduro.
“El 15 y 16 de abril, Venezuela se convulsionó y alzó su voz de protesta de manera cívica y pacífica de acuerdo a lo establecido en la Carta Fundamental para solicitarle al CNE se abstuviera de proclamar y juramentar a Maduro antes de auditar todos y cada unos de los más de 39 mil cuadernos electorales por los resultados tan estrechos”, aportó.
Comentó que de llegar a caldearse los ánimos, el Gobierno de Maduro podría suspender el envío de crudo a Estados Unidos, lo que sería un recurso torpe para el país, que ahondaría la crisis económica que agobia a los hogares venezolanos.
