Las autoridades saludaron el viernes la llegada de dos nuevos buques petroleros que le permitirían a la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) aumentar sus exportaciones hacia el mercado asiático y ampliar el manejo propio del transporte de hidrocarburos, dos aspectos que figuran entre sus prioridades.
«Estos buques, que son de los más grandes del mundo y que se van hasta el (océano) Pacífico ahora, fueron construidos por un convenio de cooperación entre China y Venezuela», dijo el presidente Nicolás Maduro en un discurso televisado.
Venezuela y China mantienen una amplia cooperación que se traduce en un dinámico intercambio comercial bilateral.
Desde el 2008 Venezuela y China crearon un fondo binacional para el financiamiento de proyectos entre ambos países. El gobierno venezolano ha recibido cerca de 36.000 millones de dólares a través de ese fondo.
Venezuela ha ido cancelando el financiamiento mayoritariamente con envíos de petróleo.
El ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, informó que otros siete buques con capacidad de 2 millones de crudo serán próximamente incorporados a la flota venezolana.
De los siete buques en construcción, con China «nosotros tenemos contratados cuatro buques», que deben llegar entre en lo que resta de 2013 y mayo del año próximo, indicó Ramírez en una conversación con Maduro, difundida por la estatal Venezolana de televisión.
El ministro, que también funge como presidente de PDVSA, destacó que la estatal petrolera en el 2002 tenía «solamente 12 buques» propios y otros 21 era manejados por firmas privadas. «De acuerdo al plan de plena soberanía petrolera, nosotros ahora manejamos 81 buques, de los cuales 54 están bajo control de la república a través de nuestros buques propios y nuestras empresas mixtas».
«Eso nos da el manejo de 66% de toda la flota petrolera que hay en el país, (y) el manejo del 50% de nuestra exportación petrolera», agregó.
Según Ramírez, Venezuela envía 640.000 barriles de petróleo por día a China y hasta 400.000 barriles a la India.
Esa estrategia busca reducir la dependencia de las ventas de crudo a Estados Unidos, que sigue siendo su principal comprador, pese a las tirantes relaciones entre Caracas y Washington que caracterizaron los 14 años de mandato del ahora fallecido presidente Hugo Chávez y ahora de su sucesor, el presidente Maduro.
Venezuela es uno de los mayores exportadores de crudo del mundo.