Los turistas no ocultaban el martes su frustración por no poder visitar la Estatua de la Libertad en Nueva York, la víctima más simbólica quizás del cierre parcial de la administración federal estadounidense.
La isla de Liberty Island, en la cual se encuentra la estatua, está incluida en la lista de parques nacionales del país y por ello no abrió el martes.
Decenas de empleados de los barcos que zarpan a diario desde el sur de Manhattan hacia la isla fueron movilizados para intentar explicar lo ocurrido con infinita paciencia y en múltiples lenguas a los perplejos turistas.
«No hay estatua hoy, nadie va a la isla. El gobierno cerró. Pero pueden hacer un crucero de reemplazo de una hora por la bahía y verán la Estatua de la Libertad, el puente de Brooklyn, Ground Zero…», explicó Brian Fahey, uno de los empleados de «Statue Cruises» en el embarcadero de Battery Park.
A su alrededor, grandes carteles repetían la misma información: «El gobierno ha cerrado de manera temporaria tanto la Estatua de la Libertad como Ellis Island. Pueden participar de nuestro crucero de una hora» en la Bahía de Nueva York.
Para muchos turistas, la razón del cierre era un misterio.
«Llegué ayer desde Seattle (noroeste de Estados Unidos), compré mi billete por internet. Podrían haber prevenido, suspender las ventas», protestaba Shriram Parameshwaran, un ingeniero indio de 26 años, que confesó «no tener ninguna idea» de las causas del cierre.
Stefan Neuhaus, un jubilado que viajó con su mujer desde Berlín, también estaba frustrado pero se lo tomó con filosofía y rápidamente empezó a buscar en su guía turística un plan alternativo para este magnífico día de otoño.
«Estaba muy contento, había reservado para visitar la corona (de la estatua). Perdí mi reserva, no hay billetes antes de noviembre y nos habremos ido. Estoy enojado, pero es más un problema para los funcionarios públicos, que no tienen más trabajo, que para nosotros», afirmó.