«La cebolla es otra historia.
Sus entrañas no existen.
Es cebolla, sólo cebolla, hasta el colmo de la cebollosidad.
Por fuera cebolluda, cebollosa en su interior, cebollesca ella luce.
Ella sigue sus propios demonios sin nuestras humanas lágrimas»
«Nosotros, en cambio, tenemos grasa, venas, nervios, secreciones y secretos, y se nos ha negado la idiotez de lo perfecto»
La cebolla (fragmentos)
Wislawa Szymborska
Polonia, 1923.
Un buen día, recibí de regalo un libro llamado «Contigo Pan y Cebolla» escrito por María Cristina Laurentowicz, una hermosa sanfelipeña nacida en Hamburgo, que –por fortuna– es madre de mi amigo David Maury. Tardé un par de meses en leerlo, de esto ya hace tres años, y cada vez que lo hago me parece leer un libro distinto. Cada vez me gusta más.
A propósito de la cebolla había escrito antes, aunque sólo para referirme a las lagrimas que produce. No es que ha dejado de producirlas, no, sino que ahora quiero hablar de lo que alimenta, lo que enseña, lo que nos deja.
La cebolla, Allium Cepa, familia de las liliáceas, es una hortaliza de raíz bulbosa y comestible, cuyas hojas –también comestibles– son verdes de un sabor casi idéntico al de la raíz pero mas herbáceo. Tiene muchos beneficios que mejoran la salud de los humanos y aumenta nuestra fuerza y resistencia. Tan grande ha sido el poder atribuido a la cebolla desde la antigüedad que para los egipcios era una deidad, la adoraban y adosaban la responsabilidad de ayudar a los muertos a trajinar con mayor facilidad el más allá.
Podemos hacer muchos platos con cebolla. Sin embargo me gusta comerla lo mas cruda y fresca posible para aprovechar muchas de sus bondades. Medicinalmente, se dice que la cebolla tiene un efecto hipoglicémico parecido al de la insulina, por lo que la recomiendan para la diabetes. Se usa para combatir los dolores de la artritis. La cantidad de vitaminas (A, B, C y E) y minerales (hierro, potasio, calcio, silicio, fósforo, sodio, magnesio, cloro) que posee son inmensas. Lutecia Adam, en su libro El gran laboratorio de la naturaleza, dice «contra las amibas también es recomendada una cebolla mediana, cortada en pedazos, la cual se deja en medio vaso de agua durante la noche. A la mañana siguiente, se licúa, y se toma en ayunas después de haber ingerido una cucharadita de miel de abejas». Maria Cristina cuenta que Reinaldo Sosa Gómez en El Poder medicinal de las plantas cita al Dr. Silvio Rozzi Sachetti «comiéndola cruda, tomando su jugo o bebiendo su caldo (de preferencia con miel) se tiene un remedio de primer orden contra numerosas enfermedades de la garganta, vías respiratorias, estomago, intestinos, riñones, cerebro, huesos y piel».
La expresión «contigo pan y cebolla» es interpretada por Héctor Atilio Pujol (diccionario de refranes) así: «alimentarse con Pan y Cebolla no deja de constituir un sacrificio, pero con cualquier cosa uno se conforma cuando se está enamorado». Lo que es lo mismo: contigo todo, hasta lo que me das.
Mojo de cebollas y limón
Receta para una porción duradera
Ingredientes:
- 2 cebollas blancas cortadas en julianas delgadas
- 1 cebolla morada cortada en julianas delgadas
- 1 cucharadita rasa de sal
- 1 1/2 limón
- 1/2 taza de aceite de maíz
Preparación:
- Colocar las cebollas en un bowl. Luego esparcir la sal. Revolver. Exprimir el limón directamente sobre la cebolla y agregar el aceite.
- Con este mojo puedes aderezar ensaladas, colocar sobre carne, pollo o pescado al momento de servir. Directamente sobre pan tostado, en pizzas, con arepas o lo que quieras.