“Hablar de teatro y ciudadanía en Venezuela en estos tiempos de revolución es a la vez pertinente y paradójico.
Pertinente, porque una revolución debe ser reafirmada y desarrollada en la ciudadanía, como ocurrió con las revoluciones americana y francesa.
Paradójico, porque cuando uno piensa en teatro venezolano, de inmediato le llega a la mente el más grande éxito de los últimos años: los Orgasmos de una vedette de televisión, censurada por el régimen cuando iba a presentarlo en un hotel. Esa es la imagen del teatro venezolano en tiempos de revolución: una travesura pecaminosa disfrutada sin tratamiento para ser objeto de censura”, con esta reflexión, el catedrático Leonardo Azparren Giménez, inició la conferencia Teatro y Ciudadanía, impartida en la Sala Alternativa de la Fundación Juan Carmona del diario EL IMPULSO.
Leonardo Azparren Giménez, con más de 55 años dedicado a la investigación de las artes escénicas, esbozó el pasado y presente de las tablas Venezuela hasta la remota Grecia.
“Una ciudad sin teatro es sospechosa”, apuntó el docente de la Universidad Central de Venezuela.
Precisó que en la comunión entre la cultura y las artes reside la formación de ciudadanía, columna vertebral para la creación de la identidad, que puede ser empleada como instrumento de dominación con fines disímiles o como multiplicador de valores.
“El teatro es la ciudadanía en acción y recreación permanente (…) Nació en una polis, por la polis y para la polis, en polémica con sus ciudadanos. Desde entonces es determinante en la constitución de la ciudad y de sus ciudadanos”.
Teatro en Venezuela
Señaló que por conocer poco nuestra historia civil, encasillados en la narración militar, ignoramos la presencia del teatro en nuestra vida social, tan antigua como la llegada de Cristóbal Colón al nuevo mundo.
“Podemos construir una historia de nuestra ciudadanía a partir del rol desempeñado en el teatro, desde 1817. En el siglo XIX, la opinión pública consideró al teatro una necesidad, para alcanzar el estatus de sociedad moderna, independiente y diferente a la que había sido la colonia”, dijo.
Entre los autores destacados recordó a Rómulo Gallegos y Julio Planchart, quienes hace un siglo fueron los primeros en tener un sentimiento dramático por el país. Luis Peraza, a partir de los años 30, agregó, comprendió el cambio urbano. Prosiguió con César Rengifo, símbolo de nuestras narraciones históricas en reivindicación a los sectores populares.
“La Santísima Trinidad”, integrada por Román Chalbaud, Isaac Chocrón y José Ignacio Cabrujas, supo representar a la Venezuela moderna, petrolera y democrática.
“Dialogar desde el escenario con el ciudadano no es representar lo que nos gusta, es mostrar lo que no deberiamos o sí deberiamos ser, divertir sin complacer”.
Crisis y censura
Son tiempos de crisis para el teatro en Venezuela, advirtió el especialista. Esto a causa de las malas políticas culturales aplicadas por el Gobierno que intenta suprimir toda expresión social, para destruir la capacidad creadora del pueblo.
“Como siempre, los espejismos existen y hay quienes ahora han pretendido inducir al teatro en una tendencia exclusiva, más ideológica que social, para modelar una ciudadanía según proyectos sociales excluyentes, no democráticos”.
Es lamentable, agregó, que la cartelera teatral venezolana incluya títulos nada edificantes.
“Por ser dueño de su destino, el ser humano es consciente de su capacidad para hacerse y torcerse y los políticos lo saben. No extraña entonces, que en más de una ocasión la cultura y las artes sean reducidas a simples instrumentos de dominación”, agregó.
Grecia y Hamlet
Azparren también hizo mención a Grecia, la Europa ilustrada y el Consejo a los actores de Hamlet.
Habló sobre el trabajo del dramaturgo, que tiene el compromiso de aconsejar a los ciudadanos. “El teatro es el espejo de la vida”, dijo Hamlet.
“En hora y media, el teatro puede darles la visión de un país y de sí mismo, una visión de la humanidad (…) Aunque no lo parezca, el teatro ha presentado algunos de los testimonios más dignos de lo que ha sido y será la convivencia venezolana”, dijo Azparren, tomando las palabras del dramaturgo Isaac Chocrón. La conferencia Teatro y Ciudadanía se realizó gracias a la alianza suscrita entre la Fundación Juan Carmona de EL IMPULSO, la Fundación Sociedad Amigos de Barquisimeto (Fundasab) y el Rotary Club.