Cerca de las 9 y media de la mañana, varias personas salían sonrientes de la sucursal de una reconocida cadena de farmacias. Cada uno de ellos exhibía, cual trofeo de guerra, un paquete de cuatro rollos de papel higiénico.
La otra cara de la moneda, la de los peregrinos, se encontraba a un costado del establecimiento. La cola era larga y rodeaba dos paredes del local. Allí convivían la esperanza de hallar el preciado rubro, con la incertidumbre de que la mercancía se agotara antes de llegar a los anaqueles.
Elizabeth Schotborgh es ama de casa y hacía parte de los victoriosos, los que habían logrado adquirir el papel higiénico. Contó que pese a sufrir dolencias en su columna vertebral, debe cumplir con la responsabilidad de llevar el mercado a su hogar. La dificultad para encontrar productos de primera necesidad la llevó a desarrollar una especie de radar natural.
“Salgo a la calle a cazar las colas, porque es el indicador de que hay papel, leche, harina, café o cualquier producto de primera necesidad. Si no hay cola, es porque no hay nada”.
Indicó que para hacer el mercado completo, debe peregrinar por abastos supermercados y bodegas, y hacer al menos tres colas. No es justo que a esta edad y con mis problemas de salud, yo tenga que hacer esto para poder llevar comida a mi casa, pero es la única manera”, resaltó.
“Yo puedo dedicarle uno o dos días a esto, a veces hasta una semana entera. Pero, ¿cómo hace una persona que trabaja y debe cumplir horario?”, se preguntó.
En otro punto de la ciudad, la Feria de Consumo Familiar del antiguo ICAP ofrecía también varios productos de la cesta básica, entre ellos, harina de maíz precocida. En un cartel junto a la cesta que oficiaba como anaquel se podía leer “máximo 5 Kg. por grupo familiar”.
En las largas filas para pagar el mercado, se escuchaban historias similares a la de Elizabeth. “Vengo de un abasto en el centro donde conseguí papel higiénico. De aquí llevo harina y aceite, y ahora voy para la Pedro León Torres, porque me dijeron que hay margarina”.
Los barquisimetanos ya no sólo peregrinan los 14 de enero, en cada visita de la Divina Pastora a la ciudad. Ahora también deben hacerlo al menos dos veces a la semana, en procura de alimentos y demás artículos de primera necesidad, a fin de llenar la despensa.
Milicia en Bicentenario
En la sucursal barquisimetana de la red estatal Hipermercado Bicentenario, ubicada en la Zona Industrial I, también se observaron colas de personas que acudían en busca de diversos productos de la cesta básica. Se pudo conocer que en el establecimiento estaban vendiendo aceite, harina de maíz precocido, azúcar y leche.
Efectivos de la Milicia Popular Bolivariana custodiaban la fila, que se extendía desde la salida posterior del centro comercial donde se ubica el establecimiento.
También se pudo observar la presencia numerosa de milicianos dentro del hipermercado en diversos puestos de trabajo, principalmente en la recepción de paquetes y entre los pasillos, portando radios y recorriendo todas las áreas.
