Una iniciativa que surgió a comienzos de los años 90, con el loable propósito de brindar salud y bienestar a personas de escasos recursos, con vocación social y un alto sentido de la mística, se materializa en el sur de Barquisimeto.
Insertado entre múltiples sectores populares de la parroquia Concepción, el Centro Comunitario de Salud y Bienestar Ambulatorio del Sur, se erige como un ejemplo de autogestión, donde cada uno de sus trabajadores desempeña la misión de brindar atención médica de calidad a cientos de pacientes que visitan a diario la Casa de la Vida.
Carolina Carrillo, empleada administrativa del servicio de información, relató que la idea de conformar el centro de salud nació de las comunidades organizadas, ante la necesidad de acercar los servicios hospitalarios al sector.
“Esto era un terreno baldío. Cuando los vecinos formalizaron la petición del ambulatorio, apareció un dueño. Finalmente, se logró la construcción de la infraestructura. Posteriormente, el doctor Pedro Zárraga, junto con los líderes comunitarios, lograron traer el personal, que en sus inicios trabajó de manera voluntaria”, contó.
Con el paso de los años, se fueron inaugurando distintos servicios dentro del recinto, hasta convertirse en un completo centro asistencial, que hoy cuenta con emergencia las 24 horas, especialidades como odontología, ginecología, cardiología, traumatología, pediatría, ecografía y laboratorio.
“Contamos con una junta directiva, constituida por integrantes de las comunidades organizadas del sur de la parroquia Concepción. Además, la mayor parte del personal también es de los sectores aledaños al ambulatorio”, indicó.
Comentó que en la comunidad Santa Bárbara, específicamente en la Casa Parroquial San Judas Tadeo, funciona un consultorio dependiente del Ambulatorio del Sur.
Administración eficaz con sentido social
“Hacemos mucho con poco. Somos una pequeña solución al gran problema de la salud”, exclamó Luis Uzcátegui, supervisor administrativo del centro asistencial comunitario.
Manifestó que el requisito más importante para trabajar en el Ambulatorio del Sur, es “tener un espíritu social.
Nuestro personal debe estar consciente de que somos servidores públicos, y toda nuestra actividad está orientada a brindar bienestar a la comunidad”.
Consultado sobre cómo mantener niveles óptimos de operatividad y atención al público en un centro de salud que se sostiene por autogestión (el aporte del Ministerio de Salud sólo cubre el 1% de los gastos), la respuesta de Uzcátegui se resume en dos palabras: “utilidad social”.
“Ahorramos cada bolívar. Nuestro personal médico trabaja por producción, es decir, su remuneración proviene de las contribuciones que hacen los pacientes.
La mitad de ese aporte se invierte en el mantenimiento del ambulatorio, en el mejoramiento de la infraestructura y en la actualización de equipos”.