Conseguir boletos aéreos para cualquier destino se ha vuelto en extremo complicado. Tanto los operadores de turismo y viajes, como los usuarios, manifiestan que las dificultades en la obtención de pasajes se han incrementado notablemente en los últimos días. Además los costos se han disparado en las últimas semanas.
Jaqueline González es operadora de turismo y viajes desde hace más de 15 años. Comentó que varias aerolíneas adoptaron una medida de bloqueo de reserva, que le impide ofertar pasajes con más de un mes de anticipación.
“Si alguien viene hoy a comprar un boleto para diciembre, no puedo vendérselo. Esta medida ha afectado a muchos usuarios, principalmente de las rutas hacia Centroamérica y Sudamérica”.
Precios triplicados
González relató que, por fluctuaciones naturales de oferta y demanda, los precios de los boletos han tenido un aumento acelerado en menos de un mes, llegando incluso a triplicarse para algunos destinos.
“Un pasaje a Madrid que te costaba 12.000 bolívares hace tres semanas, hoy te cuesta 43.000. Esto se debe a que las aerolíneas están ofertando menos boletos de clase económica. En este momento, sólo tengo disponibilidad en clase ejecutiva”, explicó.
Indicó que los lugares con menos disponibilidad son España y los países latinoamericanos. “Ni siquiera para Cuba hay pasajes en este momento”.
“Para Estados Unidos sí se consigue, porque además de ser un destino muy costoso, es poca la gente que cuenta con visa americana. Sin embargo, quien desee ir a Miami debe hacerlo por Houston, porque no hay vuelo directo”, dijo.
Viajando por negocios
El problema se agudiza para quienes requieren viajar por trabajo y no para hacer turismo. Es el caso de Marcos Gómez, a quien sus negocios le obligan a ir cada dos meses a los Estados Unidos.
“Tengo que viajar como sea y pagando lo que sea. Además, tengo que buscar los dólares donde sea para poder comprar en los Estados Unidos. De lo contrario es imposible trabajar con importaciones”, expresó.
Señaló que “lamentablemente, todos los costos de pasaje y divisas tengo que cargarlos al producto. Y el consumidor final es quien resulta más perjudicado, porque igual le toca pagar la cantidad que sea por cualquier producto, pues como sabemos, en Venezuela no se produce casi nada”.