Afuera de la morgue del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto estaban los familiares de Rosángela De Piña Torrealba, de 28 años, quien murió la tarde del miércoles tras la colisión de la avenida Ribereña en el sector Las Casitas. Zaida Torrealba, madre de la infortunada mujer, estaba con el corazón destrozado, en su rostro se observaban las lágrimas por el dolor que estaba pasando.
“Por primera vez mi hija tenía un accidente; ella era muy precavida al manejar. Usaba el cinturón de seguridad. Ya había tenido varios carros, era como el quinto”, comentó la dama, quien explicó que su hija se trasladaba en ese momento para el gimnasio en Santa Elena luego de salir de su residencia en Barrio Nuevo.
El martes en la noche fue la última vez que Torrealba vio a su hija con vida. “Yo salí el miércoles a trabajar a las 6:00 de la mañana; no la vi. Después me llamaron y me dijeron que mi hija tuvo un accidente pero estaba muy golpeada y murió”.
Informó que hace aproximadamente dos semanas, Rosángela se encontraba por el sector de Los Crespúsculos cobrando un dinero, cayó en una alcantarilla y se le explotó el caucho delantero derecho, por lo cual quizás no lo llevaba en perfectas condiciones el día del accidente.
“Realmente fue la Cherokee la que impactó al Aveo, éste a su vez a la Terios y el carro con mi hija adentro quedó dando vueltas, pero como el dueño de la camioneta es un funcionario de la Guardia Nacional, cambiaron todo”, aseveró Zaida Torrealba.
La infortunada víctima, quien presentó fractura craneoencenfálica, recientemente se había graduado como Técnico Superior Universitario en administración de recursos humanos en el Colegio Fermín Toro, y desde hace años viajaba hasta Estados Unidos de donde traía ropa.
“Siempre le gustó el comercio. Era una joven muy emprendedora, trabajadora, el pilar del hogar. Ella soñaba con casarse y tener sus hijos”.