En los últimos años el fenómeno de adoptar la ecología como forma de vida ha tomado especial protagonismo, no solo en Europa sino también en América Latina. La toma de conciencia sobre la importancia del cuidado del ambiente presente en cada pequeña acción que realizamos, es el primer paso para convertirnos en verdaderos ecologistas.
Es bien sabido que la conciencia es la base fundamental, los individuos deben alejarse de las conductas, que dañan progresivamente el medio ambiente que los rodea y más aún que impactan sobre el planeta en general. Esta ha sido la lucha que durante muchos años han llevado a cabo los movimientos ecológicos a nivel mundial. Aceptación, solidaridad, respeto, responsabilidad, compromiso, libertad son sólo algunas de las conductas que aseguran los ecologistas que debemos seguir si queremos adoptar la ecología como forma de vida, la importancia de la conciencia colectiva, la total convicción de que la humanidad no tiene futuro si continúa actuando de una manera irresponsable con el Medio Ambiente
El progreso electoral que han logrado en los últimos tiempos, los partidos ecológicos en América Latina y el mundo resulta llamativo, ejemplo de esto fue la alta votación del Partido Verde en Colombia con casi 4.000.000 de votos y los 20.000.000 que respaldaron a la ecologista Marina Silva en Brasil, al igual que en Alemania donde siguen ganando terreno ya que los electores prefieren los programas y la ideología de los verdes que rechazan el uso de la energía nuclear y exigen el uso de las energías alternas menos peligrosas y contaminantes. El éxito en toda Alemania del Partido Verde también ha sido claro por el rechazo alemán y mundial a la energía nuclear luego del desastre de Fukushima en Japón.
Frente a los partidos vinculados a la concepción liberal y al modelo capitalista, y ante el fracaso del socialismo en los regímenes comunistas, los Movimientos Ecológicos muy nuevos en la historia del pensamiento político están definiendo su perfil con un lugar importante en la ideología y la política del siglo XXI. La nueva democracia verde va más allá de la representativa y participativa, hacia una democracia del conocimiento y de la ética, donde puedan conciliarse la justicia y la libertad. No se ubica ni en la derecha ni en la izquierda, toma lo mejor del capitalismo y del socialismo en una síntesis creadora. Tanto el desarrollo del modelo capitalista como el comunista han atentado contra el ambiente en la búsqueda de la ganancia o del rendimiento, ya sea por la empresa privada o por el control del Estado. La revolución ecológica pretende superar las revoluciones liberales estadounidense y francesa, pero también las socialistas de China y Rusia. Proclama el principio de supervivencia señalando límites al crecimiento con la dependencia del hombre del equilibrio ecológico y como parte de la biosfera, rompiendo con la idea de la supremacía del hombre sobre la naturaleza. Los nuevos desarrollos deben ser sostenibles, con la conservación de la biodiversidad.
Los Verdes de Venezuela agrupados en el Movimiento Ecológico y con la puerta abierta a las nuevas generaciones, hacemos nuestro el mensaje milenario de las grandes religiones con su preocupación por la ecología, en el Islam un Hadith, el profeta Mahoma decía “el mundo es hermoso y verde, representativo de Dios, el Todopoderoso ha hecho a los humanos guardianes del mundo y observa y juzga su comportamiento”. El Cristianismo en el Génesis señala que, Dios puso al hombre en el Jardín del Edén para que el hombre lo preservara. El Judaísmo en el Deuteronomio, indica “les estoy ofreciendo la opción entre la vida y la muerte, pueden escoger entre bendiciones y maldiciones” y en la Torah, “no votar nada en ningún sitio que pueda ser disperso por el viento o por el agua”. En el Rig Veda, “no cortéis árboles, ellos contrarrestan la contaminación”. En las enseñanzas de Buda en el Meta Sutta, “con la naturaleza hay que ser correcto, humilde y no engreído, frugal, en paz y en calma, sabio y talentoso”. En el Yajurveda del hinduismo nos indica que “no hay que perturbar el cielo ni contaminar la atmosfera y la tierra”.
Como en los libros sagrados el punto crucial es tener la sabiduría y el control para evitar un escenario de destrucción.
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