Siria entregó los primeros datos sobre su programa de armas químicas a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ), mientras se multiplican las negociaciones diplomáticas en vista de la adopción de una resolución de la ONU sobre el desmantelamiento del arsenal químico de Damasco.
La entrega de esta lista es un primer paso en la aplicación de un acuerdo ruso-estadounidense sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio, firmado en Ginebra el 14 de septiembre. Sin embargo, los diplomáticos aún no logran ponerse de acuerdo sobre el proyecto de resolución que presentarán al Consejo de Seguridad de la ONU.
La Organización para la prohibición de armas químicas (OPAQ), que debía reunirse el domingo para examinar el programa de destrucción de las armas químicas de Damasco, así como la solicitud de adhesión de Siria a la Convención para la prohibición de ese tipo de armas, decidió postergar sine die este encuentro.
Según fuentes diplomáticas, el texto que debe servir como base de trabajo a la reunión, y que es el objeto de discusiones entre estadounidenses y rusos, aún no está listo.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, y su par ruso, Serguei Lavrov, conversaron extensamente sobre este tema el viernes.
Durante una «larga conversación» telefónica, hablaron de su «cooperación, no sólo para adoptar las reglas de la OPAQ (Organización para la Prohibición de las Armas Químicas), sino también para lograr una resolución firme y fuerte en el seno de Naciones Unidas», declaró Kerry a periodistas, al recibir en el Departamento de Estado a su homólogo holandés, Frans Timmermans.
Los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU -Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Reino Unido- no logran ponerse de acuerdo sobre los términos del proyecto de resolución a pesar de haber mantenido varias reuniones sobre el tema.
La inclusión en la resolución del capítulo 7 de la Carta de la ONU, que prevé «medidas coercitivas» que van desde sanciones económicas al uso de la fuerza, parece ser el centro de las divergencias.
Según diplomáticos de la ONU, los occidentales buscan convencer Rusia, opuesta a cualquier mención de un eventual uso de la fuerza, que el proyecto de texto no implica la amenaza de una acción militar inmediata.
Si se alcanza un acuerdo con Moscú, la resolución podría someterse a votación este fin de semana.
Un equipo de investigadores de la ONU, entre ellos nueve expertos de la OPAQ, afirma haber encontrado «pruebas flagrantes y convincentes» del uso de gas sarín durante un ataque el 21 de agosto cerca de Damasco, que dejó centenas de muertos.
Los países occidentales acusan al régimen sirio de haber perpetrado este ataque así como otros 13 con armas químicas desde el inicio del conflicto sirio, que comenzó en marzo 2011 como un levantamiento popular, pero que se fue progresivamente militarizando frente a la represión del gobierno.
Sin embargo, Damasco afirma que el ataque del 21 de agosto fue obra de los rebeldes. Su aliado, Rusia, mantiene la misma postura.
Tregua en Azaz
En el terreno, el Ejército Sirio Libre (ESL) y un grupo de yihadistas afín a Al Qaida, que se disputan la ciudad de Azaz, en el norte de Siria, alcanzaron una tregua.
Sin embargo, este acuerdo –apadrinado por la Brigada Tawhid, poderoso grupo armado basado en Alepo (norte) que está bajo el mando del ESL– no estipula quien controlará Azaz.
La coalición de la oposición siria acusó el viernes a los grupos yihadistas de «servir intereses externos y llamar a instaurar un Estado (islámico) en Siria».
También los acusa de haber «renunciado a combatir el régimen en diferentes zonas, y a intentar reforzar su control en las zonas liberadas».
Esta acusación se produce dos días después de que los islamistas conquistaran Azaz, fronteriza con Turquía. Esta ciudad cayó en manos del Estado Islámico de Irak y del Levante (EIIL), pero el hecho significativo es que hasta entonces no estaba controlada por el régimen sino por el Ejército Sirio Libre (ESL, rebeldes).
La coalición subraya asimismo sus divergencias con la ideología de EIIL al destacar que «el pueblo sirio es proclive a la moderación y al respeto de las religiones y del pluralismo político, y rechaza el pensamiento extremista y la exclusión, que se traducen en actos criminales contra musulmanes y no musulmanes».
Pese a que en Azaz el ESl y el EIIL han suscrito una tregua, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), el problema de fondo sigue planteándose.
El régimen de Damasco no cesa de afirmar que la rebelión está dominada de forma casi total por yihadistas afines a Al Qaida.