Pinochet vive, el militarismo sigue

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Dictamen

El aniversario 40 del golpe de Estado de Pinochet en Chile, fue propicio para que el Gobierno de Venezuela exaltara su discurso supuestamente anti-fascista con el que pretende descalificar a la oposición democrática del país que ya representa la mayoría electoral en Venezuela. El paralelismo entre Pinochet y Capriles es absurdo a pesar del esfuerzo propagandístico del Gobierno en fabricar un expediente con las once muertes que según ellos causó Capriles por tan solo haber llamado a tocar cacerolas en protesta contra un resultado electoral fraudulento.

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Tanto la MUD como su líder Henrique Capriles lo que han hecho es oponerse democráticamente al Gobierno soportando incluso los más descarados atropellos y abusos de poder por parte de una institucionalidad abiertamente secuestrada por un partido político en franca violación al articulado constitucional. Es más, Capriles suspendió la marcha en Caracas justamente para evitar violencia en un acto de responsabilidad suprema, por lo que a falta de mejor excusa recurrieron a la vil estrategia de fabricar falsos positivos para asociar a Capriles con hechos de violencia aislados cuya responsabilidad no debe trascender a los autores materiales que actuaron a título personal. Decir que Capriles es un asesino que mató a once personas es quizá el caso de manipulación política y difamación más grande. Y pasar en cadena nacional un documental que promocione esta versión es ya una asquerosidad sin precedentes.

Pero hablemos de muerte y fascismo. Lo de Pinochet fue una asonada militar violenta cuyo similar más cercano en la realidad venezolana es quizá el golpe de Estado de 1992 de Chávez y quienes hoy gobiernan, cuando parte del mando medio de las fuerzas armadas se alzaron en armas contra un gobierno electo popularmente, causando directamente cientos (no once) de muertos hoy anónimos y olvidados. La única diferencia es que Carlos Andrés Pérez no se suicidó y peleó hasta el final logrando derrotar a los golpistas que atentaron contra la democracia, pero nadie puede olvidar esa tanqueta entrando a Miraflores en lo que fue el único intento real de magnicidio en nuestra historia reciente. Y es que el tema no es de ideologías sino de conceptos, Allende era un civil electo por el pueblo y Pinochet un militar golpista con la única legitimidad del fusil. Entonces, ¿Quién es quién en la realidad venezolana?

Incluso detrás de la cortina de humo de “los once muertes de Capriles” se esconde un episodio verdaderamente fascista que ocurrió lamentablemente en Barquisimeto y que no podemos olvidar. Durante las protestas pacíficas postelecorales, la Guardia Nacional reprimió y torturó brutalmente a decenas de jóvenes a quienes le causaron heridas dramáticas perfectamente documentadas y hasta permanentes. Luego el PSUV tuvo el descaro de condecorar en el Consejo Legislativo al generalato fascista de la GNB causante de dicha violación a los derechos humanos. Y mientras los verdes lucen sus medallas de guerra, se le siguen juicios a las víctimas y hasta a las personas que se atrevieron a auxiliarlos. Así se estrenó Maduro. ¿Quién es el fascista? No olvidemos que estos guardias son los mismos que meses atrás se llenaron también las manos de sangre con la masacre de Uribana, hoy sepultada en el olvido de las instituciones cómplices. Y hasta lanzaron de candidato en Iribarren al jefe de los represores y responsable mayor de todas esas atrocidades.

Desde los golpes de Estado de 1992, pasando por la lista de Tascón, el cierre de RCTV, la creación de gobernaciones paralelas ilegítimas, el gas del bueno, el asesinato al menos culposo de Brito y Dios no quiera posiblemente de Simmonovis, el encarcelamiento ejecutivo de la jueza Afiuni, la masacre de Uribana y ahora de la tortura a los jóvenes larenses; el fascismo ha sido la constante del oficialismo venezolano que encuentran en Pinochet no a un adversario histórico sino a un espejo de su talante y vocación. Y es que los derechos humanos no tienen ideología. Se trata de defender y garantizar los derechos humanos de todos sin discriminación, algo que no pasa en Cuba y tampoco en Venezuela donde reina el fascismo a pesar de la distorsión discursiva propia también del fascismo.

En nombre de Allende, le decimos no a los golpistas y al militarismo de todas las épocas y latitudes. La democracia es plural y sin duda viste de civil.

Caso cerrado, el dictamen final lo tiene usted.

twitter: @chatoguedez

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