La protesta pacífica que durante buena parte de la mañana realizaron habitantes del sector Tierra Prometida II, kilómetro 16 de la intercomunal Barquisimeto-El Rodeo, o autopista Florencio Jiménez, terminó violentamente cuando uniformados de la Guardia Nacional, con apoyo policial, la disolvieron en forma violenta deteniendo a dos de los promotores.
A las siete de la mañana mujeres y hombres llegaron hasta la arteria vial y colocaron cauchos y troncos impidiendo el desplazamiento automotor en ambos sentidos.
Reclamaban la falta de una escuela pues el inmueble que han venido utilizando como tal no reúne condición alguna y hasta ahora sólo han recibido promesas por parte de diferentes autoridades municipales, regionales y nacionales.
“Aquí ya vinieron Reyes Reyes, Falcón, Amalia y otros, pero en Tierra Prometida II seguimos sin escuela”, dijo una joven.
Mientras la comunidad permanecía en la avenida impidiendo con cauchos y troncos en llamas el paso de los vehículos, en el local donde ha venido funcionando la escuelita estaban las once docentes, esperando alguna buena noticia.
“Sólo disponemos de dos aulas, si es que pueden llamarse así, para 210 niños, que fue la matrícula el año pasado”, explicaron. La escuela básica media jornada Ana María Campos depende del Ministerio de Educación, organismo que poca o ninguna atención le ha prestado.
Las maestras tienen dos años dando clases sin cobrar nada, sólo dependiendo de las colaboraciones de los habitantes, quienes también aportan para los útiles necesarios y los únicos pupitres de que disponen, viejos, fueron donados por otra institución educativa.
Citaron el caso del pre-escolar A y B cuyos 67 niños recibían clases hacinados o al aire libre, si bien, cuando llueve, se les dificulta. “Existe un proyecto para la nueva escuela, así como el terreno donde será construida, pero en el Ministerio de Educación se hacen los locos”, dijo Johana Sira, una de las representantes.
Algunos funcionarios, así como dirigentes políticos se acercaban a la escuelita mientras en la avenida persistía la manifestación de protesta y algunos rociaban gasolina a los cauchos y troncos para avivar el fuego.
Quienes venían como pasajeros en vehículos colectivos, busetas o autobuses, hacia Barquisimeto, procedentes de Quíbor, El Tocuyo, Sanare, Carora o de los estados del occidente, debían bajarse y cruzar caminando entre la humareda para abordar otras unidades que les permitieran continuar el viaje.
Algunos conductores de camionetas o camiones optaron por subir dificultosamente la isla central y seguir hacia Barquisimeto, mientras la mayoría esperaba en ambos sentidos.
Ninguna autoridad llegó a hablar con los manifestantes, salvo policías de Lara y nacionales que se mantenían a la expectativa para mantener el orden.
A las diez y cuarto, aprovechando un descuido de los manifestantes, unos pocos camiones y gandolas cruzaron la barrera de fuego en dirección hacia el este, pero enseguida los obstáculos fueron colocados de nuevo.
A las diez y cuarenta y cinco llegó un piquete de la Guardia Nacional Bolivariana y cuando se pensaba que quien le dirigía, un capitán, trataría de dialogar con los líderes para convencerlos de terminar la protesta, varios de los uniformados arremetieron contra los hombres que aparentaban ser líderes.
A la fuerza fueron sometidos dos de ellos e introducidos en el cajón de la camioneta ante la protesta de las mujeres por la violencia con la cual estaban actuando los funcionarios.
Los dos jóvenes fueron esposados y les informaron que los llevarían al comando.
Con la intervención de los uniformados de la GN y los policías regionales y nacionales se dispersaron las otras mujeres y hombres que aún permanecían en la avenida y de inmediato los vehículos comenzaron a circular, si bien había cauchos y troncos en llamas en los canales de rodamiento.
“Esta es una protesta justa, por una escuela, para que nuestros hijos puedan estudiar en un buen ambiente”, gritaba una de las mujeres.
Poco a poco el tránsito automotor comenzó a normalizarse, aunque no fue hasta después de cerca de media hora cuando la vía quedó despejada del todo.
Dirigentes comunales se trasladaron al comando de la GN para gestionar la libertad de los dos detenidos a quienes calificaban como habitantes preocupados por la falta de atención oficial a los problemas de la comunidad, no sólo por la falta de escuela sino también de agua, asfaltado de calles, alumbrado público y culminación de la única cancha deportiva del sector.