Hace un año y dos meses, la Alcaldía de Iribarren tomó la decisión de demoler el viejo mercado San Juan, específicamente el área de los locales donde ofrecían desayunos y almuerzos. Hasta más de veinte años, tenían algunos comerciantes laborando allí.
El gobierno municipal actuó y, casi de inmediato, pese a las quejas de los trabajadores que ganan el sustento del hogar con ventas de empanadas y comidas, se emprendió la obra. Sin embargo, en la actualidad sólo se observa un montón de escombros.
Desde hace casi dos meses, paralizaron los trabajos de construcción. “Nos tienen engañados; la alcaldesa Amalia Sáez no remodeló los espacios en un año, menos lo hará cuando apenas le quedan dos meses de gestión. Juegan con nuestra estabilidad”, expuso Digna Barrios, una de las afectadas.
Insalubridad
Barrios continuó explicando que si bien fueron reubicados de forma temporal en el mercado que sirve para las carnes, verduras y víveres, no representa ningún beneficio para ellos.
“Yo contaba con uno de los puestos más grandes, ahora trabajo en un espacio reducido; tenía a cuatro señoras trabajando conmigo y actualmente apenas puedo contratar a una”, agregó.
Lo que más lamenta son las condiciones insalubres en las cuales laboran. Aunque tienen normas de higiene, “nos reubicaron donde están los baños y atraviesan las cloacas”.
Milexa Almeida, otra de las comerciantes, criticó que la Empresa Municipal de Infraestructura y Conservación del Ambiente (Emica) no de continuidad a los trabajos de rehabilitación de los locales donde tenían una clientela.
Las ventas disminuyeron mucho, dijo, reclamando además que el gobierno municipal había prometido dicha obra como uno de los regalos para la ciudad de Barquisimeto en su aniversario 461.
Setenta personas, en total, resultan afectadas con la paralización del proyecto. “La Alcaldesa vino hace un mes y dijo que ella misma iba a preparar la mezcla del concreto para continuar con los trabajos de construcción, pero todavía estamos esperando a que cumpla”.
Pierden las esperanzas
Las trabajadoras afectadas, explicaron que varias de sus compañeras de ventas han enfermado a causa del problema económico que enfrentan. Otros dos comerciantes fallecieron esperando los nuevos locales. Sofía Linárez tiene más de veinte años dedicada a la venta de empanadas y, con gran esfuerzo, trata de recuperar su clientela mientras se concreta el supuesto beneficio que la Alcaldía de Iribarren les otorgará.
Solicitan una pronta atención por parte de Emica, de lo contrario, llevarán a cabo medidas de protesta hasta tanto cuenten con la solución a la crisis financiera que padecen junto a sus familiares.
Por otro lado, está el descontento que sienten los obreros que laboraban en la construcción.
Al parecer, los despacharon de sus labores para no cumplir con ellos algunos compromisos económicos importantes, como es la cobertura de los últiles escolares.
En todo este tiempo, sólo lograron crear las bases para los establecimientos de comidas. El terreno está desolado.
Los vecinos de la zona, expresan igualmente sus quejas y exhortan a la autoridad local para que culmine la obra. Ofrecen su solidaridad con los comerciantes.