Las noticias corren y no pasa nada. La gravedad de ellas es cada vez mayor. No sabemos si se trata de insensibilidad o miedo. Y si es miedo, hay que recordar al romano Horacio que decía “Quien vive temeroso, no será nunca libre”. Estamos a punto del colapso en materia económica. El peor ciego es el que no quiere ver.
El obispo de Cumaná, Monseñor Ramón Ortega Herrera ha captado formidablemente lo que ocurre, por ello ha levantado su voz : “Hay que defender el país sin miedo, Venezuela una nación rica, no se merece lo que estamos viviendo”. Y no es para menos al conocer los detalles de lo que ocurre.
Venezuela es el tercer país en el mundo con más riesgo de no pagar su deuda externa. Se está negociando otro empréstito con China por 5 millardos de dólares, país al cual ya le debemos más de 20 millardos de dólares. Y desde Londres llega la noticia no confirmada de que el Gobierno ha solicitado un préstamo al Fondo Monetario Internacional. Si el presidente Luís Herrera Campins viviera le repetiría a Maduro “tarde piaste pajarito”. Después de tantas críticas al capitalismo salvaje el régimen se coloca de rodillas.
A seis meses de Maduro en el poder y después de su bravuconada con Colombia y el haber corrido a arreglar las diferencias, ahora nos anuncia que “Venezuela pagará 600 millones de dólares a Colombia para abastecer al país de alimentos”. Con razón Santos desautorizó la aclaratoria sobre la partida de nacimiento de Maduro. Esta gran compra revela el desabastecimiento creciente y vuelve a plantear la duda sobre la nacionalidad del mandatario, cuyo asunto no acaba de aclararse. Esto sirvió al gobierno colombiano para apaciguar sus manifestaciones campesinas de días recientes, sólo que los proveedores colombianos, más aprehensivos están pidiendo que primero se les paguen las deudas que Venezuela tiene con ellos.
Las cosas no terminan ahí con Colombia, le estamos comprando gas y ayuda en materia de electricidad. A Bolivia le estamos comprando soya, papel sanitario, leche y azúcar. A Ecuador caraotas, A Nicaragua café. A Estados Unidos arroz. A Mercosur diez millones de kilos de cebolla, sin contar lo que le estamos comprando a República Dominicana, Brasil, Portugal, Uruguay, Argentina, España, Italia, Rusia, Bielorrusia, China, Irán y pare de contar. El 90% de lo que nos entra por concepto de petróleo se nos va en importaciones. Venezuela no produce nada, las fincas expropiadas por el gobierno, según el propio INTI, están abandonadas, el gobierno quebró a los productores de café, de caña de azúcar y otros rubros. Hizo salir del país a los cementos mexicanos y ahora resulta que no hay cemento ni cabillas.
No hay papel sanitario, jabón de tocador, hojillas de afeitar, pañales desechables, suavizantes, lavaplatos, aceite de maíz, mantequilla, harina de maíz, leche completa en polvo, lentejas, queso amarillo, leche descremada. Es el caos del socialismo a la cubana.
No hay dólares para los empresarios ni para los particulares. El sector del plástico debe 400 millones de dólares a sus proveedores extranjeros. Siete rubros de la construcción han subido más de 60% en doce meses. Los pasajes aéreos al exterior subieron el 300%. Los precios de las viviendas suben 16% cada mes. El Banco Central admite que hay escasez grave de 17 alimentos básicos.
Pero el gobierno no admite la situación, sino que acusa a los saboteadores de la economía de manera utópica, sin decir quiénes son y cuáles rubros son objeto de la denuncia. Todo es un golpe, habló hace poco de golpe eléctrico, ahora es un golpe a la economía. Mientras tanto destina 3.784.000 de dólares a gastos militares y crea un Banco Militar al cual le otorga 175 millones de bolívares para que abra sus puertas. Pero la gravedad de las noticias no termina con estas perlitas, siguen saliendo denuncias sobre la droga que sale de Venezuela. Desde España y Surinam hacen nuevos señalamientos. En la calle, la gente ironiza: “A un paso del colapso, pero tenemos PATRIA”.
