Esa fue la expresión de un amigo lector, en un acongojado e-mail que me envió un lunes después de las elecciones. La misma y triste declaración de muchos cristianos, que si no lo dicen, lo piensan, por la pasión política que les abraza, abandonando la predicación de este evangelio de Salvación. Tristemente, siguen plegados a esperanzas humanas, por lo cual, siguen anclados en el fondo de un océano de frustraciones. Y para mí, eso es injusto, por cuanto a pesar de las luchas, problemas y decepciones que tengamos en este mundo, no merecemos andar así. Dios no quiere eso para sus hijos. El no quiere vernos deambulando por la vida, frustrados, tristes, melancólicos y hasta iracundos por la situación que se está viviendo. Y eso, es lo que los lleva a pensar que Dios les abandonó. !Error!
Pregunto. ¿Será que alguno de nosotros como padres, si un hijo decide irse de la casa y tomar un camino equivocado. O hace una decisión errada, lo abandonamos? Por supuesto que no. Y si nosotros no lo hacemos, que somos pecadores. De amor imperfecto. Que aún alejados de Dios podemos ser bondadosos. ¿Cómo pensar que un Dios cuyo carácter es amor. Que dio a su propio hijo en la cruz del calvario, pueda abandonarnos? !Imposible! Somos nosotros, por ser un pueblo de dura cerviz, plenos de nuestro yo, quienes nos apartamos de Dios. Es la criatura que se aleja. El no. El diariamente nos busca, nos habla y nos llama. Nos marca el camino que debemos seguir, pero nosotros hacemos caso omiso a ello por autosuficientes y sufrimos las consecuencias. Lo demostró cuando Adán y Eva pecaron en el mismo Edén. Cuando no los vio aquella mañana después de la caída, les llamó. “Adán dónde estás”. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?Gen.3:9. ¿Cómo creer que un Dios todo poderoso, omnisciente, omnipresente y omnipotente. Creador de todo, pueda olvidarse de la criatura, cuando desciende a donde está y le llama?
Amigo, Dios sabía perfectamente lo que había sucedido, pero esperaba que su hijo viniera y le contara todo, para restaurarlo. Pero el pecado ya se había enseñoreado de su mente y se escondió. Y mas tarde, cuando les preguntó qué había pasado, ambos de una u otra manera le echaron la culpa a él. ¿Lo recuerdan.? “Y Dios le dijo: … ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”Gen.3:11-13. Esa es la triste historia de la humanidad. Echarles la culpa a otros para esconder las nuestras. Hasta el extremo, de hacer a Dios responsable de los errores que cometemos. !Triste!
¿Cómo podemos estar tan ciegos y ser tan injustos para afirmar que Dios nos abandona?. Nos hizo a su imagen. “Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza!”Gen.1:26 ¿Cómo es posible que no podamos ver lo que Dios hizo por la raza humana pecadora, destinada a la inminente perdición y a ser esclavos del pecado por la eternidad? “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16.
“Aunque por causa de la desobediencia merecíamos el desagrado y la condenación de Dios, él no nos abandonó para dejarnos que lucháramos contra el poder del enemigo con nuestra propia fortaleza finita. Los ángeles santos luchan por nosotros, y si cooperamos con ellos, podremos ser victoriosos sobre los poderes del mal. Libro Hijos e Hijas de Dios. Elena de White. Lean este. “¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, para no compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvide, yo nunca te olvidaré. «En la palma de mis manos te llevo esculpido. Isa.49:15,16.¿Cómo les parece?
La historia llamada Huellas en la arena, es una ilustración perfecta de la ocupación de Dios por nosotros. Cuando vemos que hay dos pares de huellas que van juntas, sabemos que Dios anda a nuestro lado. Pero cuando las cosas se ponen duras y dolorosas, entonces vemos solo un par de huellas. Allí nos quejamos porque Dios nos abandonó. Pero resulta, que el par de huellas que vemos son las de Dios, por cuanto nos lleva en sus brazos. ¡Nos encontraremos el martes que viene, con el permiso de Dios! “La Biblia es nuestra única certidumbre para esta vida” “BENJAMÍN FRANKLIN.