“Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”. Aunque no se trata de introducirnos en la atmosfera del poeta Calderón de La Barca quien en este poema nos dice que todo afán humano es “Maya”, el final de este verso calza muy bien al ajuste de cuentas que le está presentando la cruda realidad económica a los sueños socialistas de quienes desde el gobierno prometieron un reino de igualdad social y lo que han logrado en este sentido es que pobres y ricos, obreros y patronos, todo el mundo, ande a la “caza” de bienes esenciales para la subsistencia como la harina de maíz, la carne, la leche, el azúcar y otros de higiene personal como el papel tuale.
Y el resultado de estas quimeras fue predicho por todos los especialistas en la materia cuando alertaron que era imposible mantener y mucho menos incrementar la producción de bienes y servicios en el marco de una economía controlada donde se penalizaban las ganancias y se satanizaba al empresario, convirtiéndolo en un enemigo sin escrúpulos de la sociedad entera.
Todo indica que la génesis del problema que vivimos es que se quiso hacer un gobierno socialista a partir de las arengas underground de los años sesenta del siglo 20 sin tomarse la molestia de leer libros básicos de la historia económica. De allí que al padre del liberalismo, Adán Smith le hayan colocado como el “cerebro” de las transnacionales y comandante en jefe de la flota inglesa cuando fue simplemente un filósofo (moralista) que buscaba con sus ideas mejorar el nivel de vida de sus semejantes. Su tesis de profundo contenido filosófico en la práctica era sencilla, como sencilla era la realidad económica de su época. Se trataba que fuera la propia sociedad quien regulara la oferta y demanda de bienes mediante la libre competencia , de esta manera productos y precios estarían automáticamente regulados por las necesidades humanas y no por planes estatistas siempre afectados por la subjetividad del gobernante .Suponía y supone la tesis de Smith una amplia base de productores que compitan entre sí en igualdad de condiciones y de un mercado transparente que garantice la conformación de precios reales .Lo que han hecho los neoliberales es adaptar a las complejidades económicas del mundo actual las ideas del autor de la Riqueza de las Naciones .El gran reto de hoy es como garantizar la libre competencia frente a los desequilibrios que generan las nuevas tecnologías y el cumulo de capital que concentra formas oligopólicas de mercado, ello requiere leyes modernas y jueces cada vez más preparados.
Este reto es el que han asumido, con variable éxito, presidentes inscritos en la órbita política de la “izquierda” como Fernando Cardozo, Lula Da Silva y Dilma Rouseff, en Brasil, Tabaré Vásquez y José Mujica en Uruguay, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet en Chile, Ollanta Humala en Perú, los Kirchner en Argentina , Rafael Correa en Ecuador y hasta el propio Evo Morales en Bolivia, quienes han navegado económicamente a contracorriente de las recomendaciones del FMI y apostado a programas sociales de envergadura pero sin pretender nunca acabar con la economía de Mercado y acosar moralmente al sector privado como si se tratara de delincuentes genocidas.
En Venezuela se ha pretendido sustituir la estructura empresarial por una colectivista, generándose de esta manera un cuadro caótico al intentar insertar el sistema comunista dentro de los parámetros productivos de una Democracia de mercado abierto. Ello nos ha conducido a un declive progresivo de la producción interna, al punto que ahora tenemos que importar lo que antes producíamos en territorio nacional. Con el agravante que ya el gobierno no tiene dólares para cubrir los déficits y los comerciantes tienen que comprar divisas seis veces más caras que el precio Cadivi.
La única vía para salir de este laberinto de incongruencias es mediante un proceso transparente de interrelación entre gobierno y productores donde todos sepan donde están parados. No se trata de darle reversa a los programas sociales sino de entroncarlos dentro de los paradigmas de una Economía de Mercado. Esto es lo que han hecho los países hermanos de Sudamérica cuyas gestiones de gobierno tienen parecidas motivaciones ideológicas, con resultados desde aceptables hasta positivos. Nosotros en cambio somos víctimas de sueños, bonitos pero irrealizables.
