El escritor de telenovelas, crónicas y poesía, Leonardo Padrón, esta vez escribió para los más pequeños, a quienes les regaló su segundo libro infantil titulado La niña que se aburría con todo, inspirado en su hija.
La presentación del texto se realizó ayer en el Hotel Gran Meliá Caracas, donde Padrón estuvo firmando sus libros, en el marco del lanzamiento del catálogo Planeta Lector, de la editorial Planeta Venezuela. El evento contó con actuación de la cuentacuentos Cristina Molinati, quien amenizó la velada.
EL IMPULSO conversó con Padrón, quien manifestó: «Todavía me estoy acomodando al gozoso asombro de estar escribiéndole dedicatorias a los niños que compran mis libros. Escribir para niños siempre es muy exigente, implica tratar de conquistar unas mentes que están siempre bombardeadas por la tecnología».
Su misión es seducirlos al silencioso y poderoso hábito de la lectura. «Estoy feliz, creo que voy a seguir insistiendo en la literatura infantil por un buen rato, porque es como recuperar mi estado inicial del asombro. Creo que entre la poesía y los niños hay un vínculo permanente, porque los niños ven el mundo con ojos de poesía, y lo que busco es recuperar ese paraíso perdido que es la infancia.
– ¿Cómo llegó a escribir para niños?
– Se me fue generando la inquietud desde que viví el episodio de la paternidad. Mis hijos comenzaron a tener la facilidad de leer, y yo empecé a comprarles libros, a construirles su biblioteca. Me dije que me encantaría tener el honor de que mis hijos me leyeran, porque ellos saben que soy escritor, pero no leen lo que escribo. Fue el reto de tratar de escribir para la comarca de mis hijos y sus amigos, así fue como comenzó.
– Háblenos del libro
– Aquí hay tres cuentos. El primero se titula La niña que se aburría con todo, nació de un episodio personal, porque está inspirado en mi hija que siempre me decía que estaba aburrida, pero desde que lo escribí en el twitter me he dado cuenta que hay un gentío que está en lo mismo. Obviamente eso tiene que ver que cuando no están conectados con la tecnología se aburren, porque están adiestrados a una forma de diversión, donde todo viene como muy masticado, armado y construido. Quise hacer una historia donde los niños descubrieran que el juguete más poderoso que existe no es la tecnología, sino es la imaginación. El otro tiene que ver con la oscuridad que no asusta, está inspirado en mi otro hijo, Santiago, que me pedía que cerrara la puerta del baño porque de ahí provenía mucha oscuridad. Quise hacer un cuento para derrumbar el mito de la oscuridad que siempre son territorios de misterio y temor. El tercero es la oveja que contaba hombres para dormirse, es un poco jugar en ponernos en los zapatos del otro, un ejercicio de tolerancia a través de un divertimento humorístico, donde las ovejas están fatigadas que siempre son usadas por los hombres para dormir, que tal si le damos la vuelta, en el fondo quise propiciar un ejercicio de tolerancia y respeto por el otro.
– ¿Qué tan difícil escribir para niños?
– Es complicado, porque hay que adecuar el lenguaje, tus metáforas, construcción de imágenes y todo el discurso textual a otro territorio donde no te puedes exceder, ni tampoco puedes subestimar. Obviamente no te estás hablando a ti mismo, como cuando escribo poesía, sino que es un libro infantil y debo pensar en ese pequeño lector.
Al preguntarle sobre las ilustraciones del libro, realizadas por María Elena Valdez, señaló: «Satisfecho es una palabra tibia, me siento eufórico, la calidad de las ilustraciones es extraordinaria. Ella es una artista que definitivamente tiene claro ilustrar los cuentos de niños, porque no consiste en reiterar lo que está en el texto, sino se trata de complementar, de redimensionar el texto».