“La natura te dio el esplendor, tus ancestros cultura ejemplar, el Creador te ofrendó la belleza y el ocaso luz crepuscular” (Ramón Honorio Falcón)
Hoy quiero dedicar este humilde escrito a ti Barquisimeto. Quiero brindar por el tricolor que te hizo libre, por la gesta de tus héroes, por tu historia, por tu Divina Pastora, porque los sueños de tus hijos se hagan realidad, por tu valle del Turbio, por todos los que viven bajo tu cielo, por tu música, tus artistas, artesanos y escritores. Brindo por tu fundador (1552) don Juan de Villegas y porque sea eterna la felicidad de este día.
A pesar del olvido y de la indiferencia, a pesar de tus calles sucias, de la basura acumulada, de miles de huecos que afean la ciudad, hoy quiero verte bella, que sigan inspirándose en tus auras y crepúsculos tus pintores, compositores y escritores, que no se cansen los poetas de manifestarte su amor en cada verso.
Me detengo en la lírica de algunos poetas barquisimetanos, aquellos que como el pintor crean y dan vida a sus paisajes, anhelos, libertades y querencias.
En sus párrafos muestra Rafael Cadenas lo que es la actitud del alma: “Lo que miras a tu alrededor no son flores, pájaros, nubes, sino existencia” Francisco Cañizales pinta una biografía a tu paisaje: “Se dispersa en sedosos resplandores la claridad que inunda la pradera, en el suave matiz de sus colores. Colma la fronda melodioso coro y en los cobaltos de la luz primera, el alba teje sus estambres de oro”. Mijaíl Martínez N. el poeta a quien la mano asesina truncó su joven vida, en sus poemas da vuelos a su canto, pronostica lo que no esperaba llegaría: “Mientras camina la noche hacia su ocaso, sin tapujos destierro mi mirada en la interminable arista de lo que alguna vez fue mi vida”. Muchos son sus versos, muchas sus reflexiones. “Nunca es tarde para amar, nunca es tarde para continuar con tu vida, desgarrar aquellas manos asesinas, traicioneras de tu vida. Nunca es tarde para continuar con los errores, nunca es tarde para limpiar tu mente, nunca para continuar tu vieja rutina de viajes” “En ese ir y venir todo aquello marca mi tiempo y mi regreso, ya que un sueño a veces no puede ser eterno” La barquisimetana Cecilia Suárez C. levanta su voz: “Lo que mis ojos ven es el presente, un presente con ansias de libertad, unos labios que traen una palabra de aliento, una palabra que es fuego, un fuego que quema, una palabra que quema y abraza: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Aquí no todo lo que brilla es oro, todavía podemos expresar lo que sentimos, lo que nos hierve por dentro, por estas calles la angustia camina con el único traje que no desnuda: La esperanza. Aquí se pueden ver encender hasta apagarse los últimos reflejos del sol, en cualquier esquina se puede ver el alborozo de un llanto varado entre las ráfagas del viento, no hay anestesia para el miedo, el hambre se mantiene en sazón, aquí se goza y se sufre, navegan las heridas descifrando sus umbrales, se pelea por la verdad ante la mentira que ha sido convertida en ley, aquí se siembran semillas de bondad y de alegría, el vuelo de los pájaros acaricia el viento, la amargura sigue siendo linfa que hace melodía en el cauce fiel de la eterna poesía.
Todo en ti es recuerdo Barquisimeto, especialmente es recuerdo aquel día en que Bolívar desanimado caminaba bajo el olor del semeruco con el ardiente sol sobre su rostro. Preocupado iba por el golpe duro que había recibido al perder la batalla de “Tierra Blanca” (1813). De pronto se detuvo ante la hermosura de aquellos colores que le ofrecía aquel día. Puso a un lado su tristeza para darse cuenta que “vale la pena perder una batalla, por pararse a contemplar un crepúsculo barquisimetano”
En este día el deseo de las mayorías es que ´podamos derribar las murallas del odio, levantar puentes de comunicación, dialogar, recortar las distancias, conquistar la hermandad perdida en aras de un hombre caprichoso. Bendito milagro será el día que regrese el rocío de la dulce calma. La ciudad no ha perdido la fe, dentro de sí sabe que Dios volverá a librarla de cualquier tiranía, para que podamos vivir todos los que compartimos este cielo, de una vez y para siempre entre aromas de paz, alegría, unión y libertad.
Feliz cumpleaños, mi querida Barquisimeto
