En recuerdo de 2 pueblos

Hablando de Barquisimeto muchos la han llamado «ciudad de los crepúsculos» por las hermosas puestas de sol que le caracterizan. De otro lado recibe el nombre de «Capital musical» por la gran cantidad de artistas y expresiones culturales. Aquí nació el gran director de orquestas de Venezuela Gustavo Dudamel.
De Maracaibo, quienes han tenido más curiosidad por conocer su rica tradición cultural saben que fue Rafael María Baralt, escritor, periodista, Ingeniero historiador, filólogo, crítico y poeta venezolano, quien la llamó “tierra del sol amada” en su hermoso poema “Adiós a la Patria”, escrito justamente cuando se ausentó apesadumbrado del terruño nativo.
Por estos días, no sé si antes o después de la publicación de este artículo, Barquisimeto y Maracaibo celebran su fundación, y es digna la solemnidad casi en común, para incrementar los lazos de amistad con la ciudad gaitera que limita por el oeste con la del cuatro y el corrido.
Barquisimeto como muchas otras ciudades españolas no tiene acta fundacional, pero siguiendo el testimonio del Hermano Nectario María y del doctor Ambrosio Perera se estableció entre el 15 y el 20 de septiembre de 1552. Existen tesis que fundamentan la fundación por don Juan de Villegas el 14 de septiembre de 1552 bajo el nombre de Nueva Segovia, hace 461 años.
Es hoy una ciudad moderna, siendo la cuarta en número de habitantes con la Divina Pastora y su obelisco como símbolos por excelencia. En el Estado se encuentra la ciudad vecina de El Tocuyo, primera que se fundó en Venezuela con su ¡Ah Mundo!, expresión nostálgica que brota de la garganta pueblerina y defienden como suya, con celo y orgullo, insistiendo en que no hay un golpe larense sino el tocuyano, seguramente porque son ellos quienes más lo cultivan, además de considerarlo originario de su región por aquello de que es la madre de ciudades.
En Barquisimeto se dice Na’guará con todas las ganas, (la palabra guáramo se debe a nuestro gentilicio), expresión venezolana más difundida en el país.
Entre algunos de los personajes ilustres de la región se encuentran Juan Jacinto Lara, José Trinidad Morán, Pedro León Torres, José Gil Fortoul, José Pío Tamayo, Rafael Monasterios, Salvador Garmendia, Manuel Caballero, Lisandro Alvarado, Julio Garmendia, Rodrigo Riera, Pablo Canela, Ildefonso Riera Aguinagalde, Alirio Díaz y Valentín Caruci.
Afloran por estas fechas memorias que trastornan, como decía el colega desaparecido Víctor Barranco, conductas convertidas en poesía, en canción repetida, en referencia hermosa de una época que no termina de despedirse de la memoria colectiva, sitios de diversión sana que se fueron con la inseguridad.
”Un Barquisimeto que reposa en la memoria, en las vivencias, como Richardi, fanático de las bebidas espirituosas, Isidra La Veragacha quien en el hombro derecho cargaba una “marusa” hecha con tripas de caucho llena de piedras, y en la otra la caña brava con que solía asustar a los muchachos, y Pablera, un músico que vendía su arte, entre otros”.
En el extremo occidental de Venezuela, estado Zulia, se encuentra Maracaibo a orillas del lago que lleva su nombre, la segunda ciudad de Venezuela que junto con la Costa Oriental forma un importante centro petrolero, fundada en 3 oportunidades, la primera el 8 de septiembre de 1529 por el alemán Ambrosio Alfinger, hace 484 años.
Son entre muchos de sus personajes Rafael María Baralt, Rafael Urdaneta, Ricardo Aguirre, Luis Aparicio, Felipe Pirela, Astolfo Romero, y los más populares simoncito, patica de piano, carica, tintojea, el plomo, roñoquero y mamblea.
El lago de Maracaibo es la mejor bendición de la naturaleza del Zulia. Con un área de 13 mil kilómetros cuadrados ocupa el lugar número 23 entre los grandes del mundo, floreciendo, junto a la Virgen de Chiquinquirá, “Chinita”, y el barrio el saladillo como las estampas más importantes del gentilicio zuliano.
“¡Qué molleja!” es una expresión muletilla usada generalmente por los habitantes de la región, que refiere ideas de admiración o desespero para señalar algo.
En fin, un Barquisimeto para disfrutar que se nos ha ido quedando sólo en la memoria con su historia cotidiana escrita por todos, y el recuerdo de quienes han compartido este espacio de encuentros, de bonhomía, de apego a 2 regiones que hoy nos negamos a olvidar. Un entrecruce de caminos, de culturas, de vivencias que nos convirtieron en grandes pueblos llenos de hospitalidad.
Nuestra ciudad ha sido una querencia de propios y extraños, ésa que a través del tiempo y con el mejor de los orgullos, nos sigue haciendo exclamar ¡Ah mundo Barquisimeto!