En el mes aniversario de la ciudad, los creadores dedican sus obras al crepúsculo que cada atardecer sorprende a los habitantes de la región.
El artista plástico y fotógrafo José Da Silva inauguró anoche el mural Por amor a Barquisimeto, su obsequio para la ciudad que lo asumió como “hijo adoptivo”.
Acompañado de artistas plásticos, músicos, amigos y seguidores, el virtuoso develó su obra a cielo abierto de 10 metros cuadrados, instalada en la avenida Venezuela con calle 37, en el edificio Banco Bicentenario.
Tras 10 meses de dedicación, Da Silva entregó su primer mural a la capital musical.
Declaró que la obra ya no le pertenece, ahora es de todo los barquisimetanos y para el deleite de los foráneos.
Del lienzo, sus imágenes y trazos irrumpieron en 54 baldosas que se conjugan para dar forma al Río Turbio de antaño con la hermosa trama urbana de la actualidad.
El bosquejo que desembocó en mural comprendió la técnica mixta de pintura y fotografía. Luego de ensamblar distintos escenarios y teñir su trabajo, el autor llevó a la cerámica el esfuerzo.
Por a amor a Barquisimeto está repleto de símbolos que nos identifican: El Obelisco como hito arquitectónico, Santa Rosa como hogar de la Divina Pastora y gratas vistas locales que descubren el crecimiento a lo largo de los años.
Pintorescos barcos están en primer plano para recordar el caudaloso arroyo de hace siglos atrás. Al fondo seducen pinceladas de verdor y tonos pasteles que se vinculan con la gentil tierra crepuscular.
Da Silva consagra su regalo a la ciudad y a las nuevas generaciones que perciben otras calles y paisajes, pero que no deben desconocer el pasado.