Desde tempranas horas de ayer, los 18 detenidos que se encuentran hacinados en dos calabozos de 2×2 metros en la comisaría de Las Clavellinas de Polilara, iniciaron una huelga de hambre por estar en contra de las medidas tomadas por directivos del centro policial, ya que disminuyeron las visitas a 30 minutos.
Anteriormente los encuentros con los familiares se realizaban durante dos horas, pero el escaso personal y el reducido espacio en la estación policial, tampoco permite que se prolongue por tanto tiempo, puesto que son muchos los detenidos, aunado a los familiares, lo cual podría causar una rebelión que saldría de las manos de los uniformados.
La semana pasada, algunos de los internos protagonizaron una huelga de sangre. Se cortaron y reclamaban algunos derechos, siguiendo además, el ejemplo que “El Nené Caracas” dio en la oportunidad que el gobernador Henri Falcón visitó la Comandancia General de la 30. Como no atendió a los privados de libertad, se cortaron.
Acción similar se vivió días después, cuando se encontraban dentro de unos autobuses esperando ser atendidos por la ministra Iris Varela cuando llegó a Barquisimeto a realizar por primera vez el Plan Cayapa a los detenidos de las diversas comandancias de Polilara para acabar con el hacinamiento, pero como la jefa de la cartera ministerial no se reunió con ellos, delante de los medios de comunicación tomaron medidas extremas y se cortaron.
Extraoficialmente, ayer en la tarde, se afirmó que algunos de los detenidos habían iniciado también una huelga de sangre, información que fue desmentidas por algunas fuentes policiales, quienes indicaron que se mantenían en huelga de hambre a fin de exigir las visitas conyugales además de los traslados.
La estación Policial de Las Clavellines es un sitio de retención de máximo 48 horas, no es un recinto penal, por lo cual muchos de los que allí se encuentran deberían ser llevados a cárceles donde se puedan cumplir sus peticiones.
Situaciones de este tipo se viven a diario en diversas comandancias del Cuerpo de Policía del estado Lara, donde cada día continúan haciendo sus trabajos, deteniendo a personas por diferentes delitos pero aumenta el hacinamiento, ya que no reciben a los presos de Polilara en los centros de reclusión, al parecer, por razones de tipo político.
