José Gabriel Brochero, el sacerdote católico argentino conocido como «El Cura Gaucho», será declarado el sábado beato, el primero de ese país sudamericano en el pontificado de Francisco, de quien se leerá una carta durante la ceremonia prevista en la provincia de Córdoba (centro).
El acto se realizará en la villa que lleva su nombre en las sierras de Córdoba, a 700 km al norte de Buenos Aires, a la cual se espera que lleguen unos 150.000 peregrinos, según autoridades religiosas.
El sacerdote realizó una misión evangelizadora a lomo de mula en esa zona de Argentina, donde nació en 1840 y murió en 1914, víctima de la lepra.
Tras un largo proceso de canonización, el Vaticano le reconoció un milagro ocurrido en 2000 y el papa Benedicto XVI firmó su beatificación a finales de 2012.
La ceremonia en Villa Cura Brochero, a 140 km al norte de la ciudad de Córdoba, capital provincial, será presidida por el delegado del Vaticano, el cardenal ángel Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.
Amato trae del Vaticano una carta del papa argentino para ser leída en la misa central, que podrá seguirse por ocho pantallas gigantes, una de ellas colocada en la plaza del pueblo que desde 1916 lleva el nombre del cura.
La causa por la beatificación del cura Brochero se inició en 1965 pero recién en 2012 una junta médica del Vaticano aprobó por unanimidad atribuir al sacerdote la cura milagrosa de un niño, Nicolás Flores Violino, ocurrida a fines de 2000.
Nicolás tenía 11 meses cuando sufrió junto a su familia un grave accidente automovilístico en el que quedó tendido en el asfalto con pérdida de masa encefálica.
En aquel momento, su padre invocó al cura Brochero, y semanas después el médico que lo trataba anunció que el niño había sobrevivido pese a todos los pronósticos científicos negativos, recordó la Agencia Informativa Católica Argentina (AICA).
Brochero obró un milagro «que hubo que perseverar, me entregaron un hijo en estado de vida vegetativo al cual hubo que trabajar», contó a AICA su madre, Sandra Violino.
Nicolás, de 13 años, sólo presenta hoy una disminución de la movilidad en la parte derecha de su cuerpo, cuando el diagnóstico que le habían dado era de completa discapacidad, afirmó AICA.