Veinte años no son nada se titula individual que el artista plástico Manuel Alzuru inaugurará el próximo domingo 15 de septiembre en el Ateneo de Barquisimeto en homenaje a la ciudad en sus 461 años.
El artista, en visita a este rotativo, explicó que la muestra contempla la exhibición de pinturas, dibujos y esculturas que realizó entre 1992 y 2013.
Con más de 35 años en el quehacer cultural, Alzuru presenta esta antología cargada de cotidianidad.
“En la exposición descubriré los últimos trabajos que he realizado a lo largo de esos veinte años”.
En las pinturas, añadió, desarrollo un trabajo figurativo a partir del dolor del hombre, del dolor del otro, de ese mirar hacia dentro.
“Como artista tengo la necesidad de reinterpretar mediante la figuración todo aquello que sucede a mi alrededor, es la reinterpretación de esa cotidianidad, de esa realidad a objeto de establecer un diálogo con el espectador”, comentó.
Alzuru, caraqueño, ha desarrollado su trabajo entre Lara y Yaracuy, se ha dedicado al desarrollo y promoción de la cultura en las comunidades del sector La Piedra en el municipio Peña del estado vecino, asimismo, ha servido de coordinador en varias instituciones públicas y privadas.
“Soy un caraqueño al servicio de Lara y Yaracuy”.
En cuanto a las esculturas que estará develando en la muestra, dijo que son dos altos relieves, alusivos a lo cotidiano.
“Cortázar decía que en lo cotidiano está la magia… sólo hay que aguzar la mirada dentro de esa dinámica diaria que no nos permite ver más allá. Es necesario detener esa mirada ociosa porque en lo cotidiano habita lo extraordinario, en esas cosas corrientes con las cuales tropezamos día a día”.
Alzuru también mostrará dibujos. Son en total 25 obras en pequeño y mediano formato que el Ateneo de Barquisimeto abrigará.
La técnica son acrílico sobre tela, grafito sobre papel y óleo sobre cartulina.
Espejo cotidiano
Alzuru, formado en la Cristóbal Rojas y Martín Tovar y Tovar, ha desarrollado una intensa actividad en el campo de las artes visuales con exposiciones colectivas e individuales en diversas galerías y salones del país.
Se ha desempeñado como profesor de dibujo y diseño en centro culturales y universitarios.
“El artista nos muestra su encuentro con los misterios y la naturaleza”, comentó la doctora Ana Teresa de Ovalles.
Por su parte, el profesor Alberto Hernández escribió para el catálogo que Alzuru profesa una religión que toca el color y profana el olvido, destaca la pasión por personajes que se realizan en la palabra suelta, vehemente y altiva al descongelar teorías que otros han convertido en moda.
“Su pintura nos acerca a un espejo que nos persigue, que nos anida en la máscara que diariamente nos cambiamos. Es concepto y contradicción, la única manera de alcanzar la muerte sabiendo que de nada vale guardar silencio”.
Willy Aranguren (+) expuso que Alzuru no es solamente el pintor que pinta, que produce una creación, un bien cultural, sino que trata de filosofar, para que su obra trascienda.
“Es un artista a carta cabal y a tiempo completo, no sólo ante el caballete, sino ante la vida”.
Apoyo a la cultura
El autor de Veinte años no son nada, aprovechó la oportunidad para expresar la importancia que tiene el apoyo al sector cultural, el cual no puede quedar sólo en retórica.
“Urge concretar. Es lamentable encontrarme en el Ateneo de Barquisimeto y apreciar el estado en que se encuentra. A nadie parece dolerle. El Ateneo requiere urgentemente un remozamiento de su infraestructura y soporte económico”.
Este bien cultural y patrimonial, dijo, que presta un servicio público trascendental, tan valioso como un ateneo, no puede estar en ese estado.
“Un ateneo es un lugar para formarse y capacitarse en todas las disciplinas. El Ateneo de Barquisimeto no necesita un cariño, ni una dádiva del estado sino una profunda reparación para preservar todo aquello que en el recinto existe, lo cual es parte de la historia, no se trata sólo de un lugar donde se exhiben obras. Un Ateneo es el lugar donde el creador y el espectador se encuentran para crecer”.
Alzuru aseguró que como su obra la ha desarrollado en la ciudad, ha visto el progresivo deterioro de la institución y de la forma en que las autoridades la han dejado de lado, sin ninguna consideración.
Creaciones en barro
La Fundación Los árboles azules es un espacio que el artífice de la cotidianidad abrió en el municipio Peña de Yaracuy.
“En este lugar el barro es protagonista. Se trata de la creación del Museo del Barro. Para su inauguración contamos con el apoyo del gobierno regional”.
Este nuevo espacio está abierto para todos los venezolanos, en la fundación el barro juega un papel fundamental. Igualmente, se busca capacitar a quienes lo deseen y desarrollar muestras itinerantes.
