A Cheo los mensajes le llegan a diario y todos coinciden con la misma queja: Los usuarios no están dispuestos a pagar un bolívar más. Lo hacen porque no les queda otra alternativa, pero el incremento decidido en seis bolívares, de lunes a viernes, tomó por sorpresa a los ciudadanos, quienes consideran que todavía no se recuperan del reciente incremento, cuando el bolsillo ya comienza a sufrir por el nuevo ajuste.
La cuenta es matemática: un bolívar más, en la cuenta de dos viajes, afecta. Hay quienes tienen que tomar hasta cuatro rutas, por lo cual, al día son cuatro bolívares y si se le suma la cuenta del mes, no queda ni para tomar una merienda. A esta realidad se le agrega otra circunstancia: el inicio de la temporada escolar, la compra de los útiles y los uniformes, así como la tragedia diaria de la compra de los alimentos.
Los conductores, por su parte, alegan razones: suben los repuestos, los vehículos demandan el mantenimiento y deben prepararse para el nuevo reto que supone convertirse en las rutas alimentadoras del próximo sistema de transporte masivo, el Transbarca.
Por lo pronto los usuarios sólo sienten que son la parte más débil en este tema de las tarifas y no todos tienen la opción de contratar un servicio privado o buscar el refugio de un vehículo propio, sin contar con las tarifas impagables de los taxistas o los “piratas” que resuelven cuando se trata de una urgencia.