Twitter, Facebook o las aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp tienen, sin duda, un componente adictivo que puede llegar a convertirse en obsesión y que ha dado lugar a una generación de locos digitales de diferentes perfiles.
Por ejemplo, está el caso del exhibicionista: comparte fotos de su familia, su pareja, sus vacaciones (álbumes enteros), sus cogorzas, lo que va a cenar esa noche, etcétera. Asimismo, le gusta difundir sus pensamientos más profundos o anunciar que se va a echar una siesta. Desconoce la palabra pudor.
El ligoncete, por su parte, se caracteriza por la pose seductora de su foto de perfil y su coqueteo continuo. Muchos de ellos son inofensivos, pero ten precaución si se te ocurre citarte a la luz del día con alguno de estos avatares… No solo rondan las redes para buscar pareja tipo Meetic o eDarling.