Chile conmemora este miércoles los 40 años del golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, con disturbios en barrios periféricos y un llamado del presidente Sebastián Piñera a superar los traumas del pasado.
La jornada de conmemoración estuvo precedida de enfrentamientos y barricadas en algunas poblaciones de la periferia de Santiago, tradicionales puntos de oposición a la dictadura de Pinochet, que derrocó al gobierno del socialista Salvador Allende y se saldó con más de 3.200 víctimas.
Los enfrentamientos, de menor intensidad a los esperados por el gobierno, dejaron al menos 68 detenidos y cinco autos quemados, según la policía.
En la céntrica comuna de Providencia el chofer de un autobús del transporte público pudo sofocar un intento de quemar el vehículo con pasajeros a bordo.
«El balance ha sido muy positivo en relación a lo que se esperaba», dijo el ministro del Interior y Seguridad, Andrés Chadwick, al entregar un primer balance en el palacio presidencial de La Moneda.
En el país se «están desarrollando sus actividades en forma total y completamente normal», agregó Chadwick.
Los disturbios son habituales en esta fecha, cuando en las poblaciones pobres de Santiago, en su mayoría jóvenes, se dan licencia para atacar a la policía pero también para saquear algunos comercios, tras cortar el suministro de electricidad.
Para enfrentar la fecha, la policía estableció un plan especial de vigilancia, que comprende el resguardo adicional de la ciudad de unos 8.000 policías.
El comercio y casi la mayoría de los servicios públicos cierran sus puertas mucho más temprano de lo habitual, para permitir el retorno de los trabajadores.
La hora de superar los traumas
El presidente Sebastián Piñera encabezó temprano un acto religioso en el palacio presidencial de La Moneda, bombardeado por aire y tierra el día del golpe de Estado, del 11 de septiembre de 1973.
Al hacer una intervención, llamó a superar los traumas del pasado.
«Llegó el tiempo, después de 40 años, no de olvidar, pero si de superar los traumas del pasado», dijo Piñera.
«El mejor legado que podemos entregarle a nuestros hijos es legarles un país reconciliado y en paz», agregó Piñera, el primer presidente de derecha tras la llegada de la democracia en 1990.
En el marco de la conmemoración, Piñera se ha desmarcado de la posición mostrada hasta ahora por el sector político que representa, haciendo un mayor énfasis en las responsabilidades de los políticos de la dictadura y de sus «cómplices pasivos» en el atropello de los derechos humanos.
También se refirió al papel de periodistas y jueces de la época, lo que motivó un reconocimiento por parte del la Corte Suprema de sus omisiones en el resguardo de las víctimas de la dictadura, tras rechazar miles de recursos de amparo en su favor.
El mandatario reiteró este miércoles su condena a los responsables directos de la violación de los derechos humanos en Chile, pero «también de los que pudiendo haber hecho más porque tenían cargos de responsabilidad, influencia o investidura, simplemente no lo hicieron».
«Para poder seguir reconciliando nuestro país, vamos a tener que seguir avanzando por los caminos de la verdad y de la justicia», agregó.
El golpe de Estado de Pinochet, el 11 se septiembre de 1973, derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende, instalando por 17 años una dictadura que se saldó con más de 3.200 muertos y unos 38.000 torturados.
El lunes, el gobierno de Piñera y la oposición de centro izquierda conmemoraron, en dos actos distintos, el aniversario del golpe de Estado, muestra de que la fecha aún divide a la sociedad chilena.
Por la noche está prevista una velatón en recuerdo de las víctimas en el Estadio Nacional de Santiago, que la dictadura convirtió en el mayor centro de torturas de prisioneros políticos.