El apagón que afectó a una parte significativa del país, y que tuvo un impacto dramático en la vida cotidiana de millones de venezolanos este 3 de septiembre, puso al desnudo la casi inexistente cobertura periodística “en vivo” de nuestra televisión, junto a la predilección (tal vez por razones de fuerza) de presentar de forma primordial a la fuente oficial ante un suceso cómo éste. El menguado trabajo periodístico independiente -al menos así se mostró en pantalla- en una situación de crisis severa en el sector eléctrico termina siendo el terreno propicio para la propagación gubernamental de versiones sin fundamento, tales como que el apagón ha sido producto de un sabotaje.
El ciudadano de Venezuela paulatinamente se ha quedado sin fuentes confiables e independientes de información y puntos de vista diferentes a la lógica gubernamental. Eso es sumamente grave cuando la dinámica comunicacional del gobierno, en general, opta por la mentira, por las acusaciones sin fundamento, por la descalificación permanente del adversario. El caso del apagón es una clara muestra de ello: 1) Diversos funcionarios de alto rango aseguraban que la situación ya estaba normalizada, cuando eso aún estaba lejos de ocurrir; 2) El más alto vocero oficial –Nicolás Maduro- aprovechó la crisis, para atacar de forma inmediata a sus adversarios políticos, sin tener en ese momento prueba alguna de que el apagón efectivamente haya sido producto de una acción intencional; 3) Mediáticamente se presentó como una normalización del suministro eléctrico el restablecimiento del servicio en Caracas, mientras que diversos Estados, y millones de venezolanos, siguieron afectados por varias horas más; 4) Este apagón es posiblemente apenas una punta del iceberg que no sale a la superficie, pero que esconde una enorme crisis eléctrica que envuelve al país, agudizada a partir de la estatización de este sector en una política oficial que combina tanto corrupción como ineficiencia.
El apagón, que de nuevo debe decirse, afectó una parte significativa del país ya que fueron millones los venezolanos que durante largas horas no tuvieron servicio eléctrico, tuvo su correlato en una suerte de apagón informativo en las pantallas de televisión. Una colega, igualmente dedicada al análisis de los medios de comunicación, quedó sencillamente en shock al ver en la pantalla de Globovisión un espacio dedicado a recetas de cocinas, en plena tarde del apagón. También fue notable como en el otrora canal de noticias cortaron las transmisiones con ciudadanos desde la calle, debido a la crítica contra el gobierno y su ineficiencia que manifestaban los entrevistados de a pie. En tanto, los canales nacionales dedicados al entretenimiento, aún a pesar de la gravedad de la crisis, siguieron dedicados al entretenimiento fundamentalmente. Para Venevisión y Televen, con la capacidad periodística y tecnológica que tienen, un compromiso con el país se debió manifestar en ocuparse de forma prioritaria a darle información a la sociedad en un momento de crisis. Dedicarse al entrenamiento, como si nada ocurriese en el país es también, y sin duda alguna, una opción política.
Los medios de comunicación en manos del Estado, y en particular Venezolana de Televisión (VTV), que sirve de canal guía para el resto de canales al servicio del chavismo, optaron rápidamente por la receta de endilgar acusaciones sin fundamento en relación con el apagón, y por tratar de mostrarnos una presunta tranquilidad y normalidad en el país. Por lo demás una versión difícil de digerir debido a la magnitud del apagón.
Consulté con varias personas y me indicaron que ante la necesidad de información independiente “en vivo”, combinaron el acceso a la red de Twitter con el seguimiento a algunas emisoras de radio locales, ante la ausencia de información directa, independiente y confiable por parte de las principales estaciones de televisión de Venezuela. Es lamentable decirlo, pero en el caso de la pantalla chica el apagón no fue sólo eléctrico, sino principalmente informativo.
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