Serena Williams ganó su primer Grand Slam en el Abierto de Estados Unidos de 1999, cuando tenía apenas 17 años.
Acaba de atrapar su 17mo grande en el mismo escenario, con 31 años.
A juzgar por su actual nivel, y cómo sigue evolucionando su tenis, se antoja que su colección aumentará.
«Ya estoy pensando en lo que puedo hacer mejor. Soy un poquita loca en ese sentido, como si algo no debe andar bien, porque ni siquiera disfruto bien el momento», dijo Williams, quien cumple 32 años el 26 de septiembre. «De inmediato pienso: ¿Ahora qué?».
Tras complicarse en la final del domingo en el US Open ante Victoria Azarenka, Williams supo neutralizar toda clase de problemas, incluyendo algo de nervios, para retomar el control del partido. Williams derrotó 7-5, 6-7 (6), 6-1 a Azarenka para revalidar el título.
«Cuando siempre estás tratando de hacer historia o entrar a la historia, como es mi caso, tal vez te pones un poco más nervioso de lo que se debe. También es algo positivo, porque significa que es algo que valoras mucho. Este es un trofeo que tiene una enorme importancia», afirmó Williams sobre su quinta copa del US Open. «Y así con cada trofeo que tengo».
Williams se ha consagrado campeona en cuatro de los últimas seis grandes citas. Sus 17 campeonatos de Grand Slam la dejan sexta en la tabla histórica entre las mujeres, detrás de Margaret Court (24 títulos grandes), Steffi Graf (22), Helen Willis Moody (19) y Martina Navratilova y Chris Evert (ambas con 18). Y con la misma cantidad que el dueño del récord de los varones, Roger Federer.
«Es un gusto estar en la misma categoría que él», subrayó Williams.
La estadounidense se embolsó 3,6 millones de dólares en premios tras su marcha en Flushing Meadows, convirtiéndose en la primera mujer que rebasa los 9 millones en una temporada y los 50 millones de por vida.
Pero eso no es lo que le entusiasma.
«No juego tenis por el dinero. Honestamente, me encanta jugar. Me encantan los Grand Slams. Cuando de niña jugaba tenis en Compton, nunca me imaginé nade de esto», dijo Williams. «Creo que mi papá me metió en el tenis por el dinero. Pero yo, siendo inocente y tonta, nunca pensé en eso. Sólo decía, `Quiero ganar’.
Y eso es lo que hace con frecuencia ahora.
Su marca es de 67-4 con una cifra récord en su carrera de nueve títulos esta temporada. Desde que cayó derrota a las primeras de cambio del Abierto de Francia a fines de mayo en 2012, tiene marca de 98-5 con 14 títulos.
«Se ha transformado en una mejor jugadora, más intensa, más fuerte en todo», dijo Patrick Mouratoglou, el entrenador francés que empezó a trabajar con Williams tras su derrota en París el año pasado. «Este año, cada vez que entra a la cancha, ella es la favorita. Siempre. Y ha disputado muchísimos partidos con ese peso sobre su espalda».
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