“Estamos todos muy emocionados por el estreno de la obra El Pez que Fuma, este viernes 6 de septiembre en el Teatro Trasnocho. El final de la pieza es muy conmovedor, pero estamos muy felices y entusiasmados con el trabajo, ya queremos mostrarlo. Es una combinación de emociones”, expresó la consagrada actriz, y ahora directora de teatro, Elba Escobar, quien asume su quita dirección en las tablas.
La obra fue escrita por Román Chalbaud en 1968 y llevada al cine en 1977. En esta oportunidad es protagonizada por Caridad Canelón quien interpreta el papel de La Garza, y Carlos Cruz quien encarna a Tobías, bajo la producción de Oswaldo Estrada Rondón y dirección escénica de Enrique Salas.
Completan el elenco Antonio Cuevas, Mayra Africano, Ivette Domínguez, Coquito, Marcos Alcalá, Francisco Medina, Jesús Núnez, Ray Ángel Torres, Irving Gutiérrez, Leonardo Aldana, Freila Ramos y Fernando Da Silva, quienes forman parte de esta historia de amor, prostitución y miserias personales.
La trama gira en torno a un prostíbulo llamado “El pez que fuma”, regido por La Garza, quien tiene a su lado hombres a quienes hace creer que mandan sobre ella y su negocio.
El primero es Tobías, que se encuentra preso y desplazado por Dimas, quien a su vez, es opacado por el joven Juan.
-¿Cómo llegó a El Pez que Fuma?
– Me contrataron. Un día el productor me detuvo en el aeropuerto de Maturín, eso fue en noviembre del 2012, y me dijo que iba montar El Pez que Fuma, que si me gustaría dirigirla, le dije que sí.
Después me di cuenta en el líio que me había metido (risas), donde tengo 14 actores. A Román le gustó la idea de que la dirigiera, él quería ver una versión femenina de la obra.
El productor tenía todo el elenco, solo me contrataron para dirigir. Ha sido una bendición para mí.
-¿Cómo ha sido el proceso creativo?
-Los ensayos han sido muy particulares, estoy trabajando con profesionales de primera línea y también actores jóvenes, con poca experiencia en el teatro profesional, a quienes le he ofrecido un proceso de ensayo interesante.
El productor a todo lo que digo me dice sí, “cómo decirle que no a la señora Escobar” (risas), con eso tengo manipulado al pobre. Todo el mundo está entregado, es como un especie de taller montaje y comunicación, que como dice la Garza: “el amor es una comunicación… cómo va a ser pecado”, yo creo en eso.
-¿Qué ha sido lo más difícil?
-La experiencia de ser leal a la pieza, de honrarla por lo que se merece, porque es un icono de la dramaturgia y cinematografía venezolana, y de honrar a Román.
Cuando trabajé por primera vez con él tenía 23 años, y pensé que era lo mejor de mi carrera, un personaje de Chalbaud. Hoy día estoy dirigiendo una obra de mi mentor, mi maestro, a quien respeto y admiro, ahora convertido en mi amigo. Honrar y ser leal es algo aterrorizante, y a la vez, un gran honor.
-¿Cómo se siente con el elenco?
-Me encanta, me ha dado grandes sorpresas, donde he descubierto un talento enorme de actores que no los hubiera descubierto, si no hubiese tenido la bendición de trabajar con ellos, todos tienen un potencial y una capacidad de entrega sorprendente, he aprendido mucho de ellos, he sido como una maestra, directora y tirana a la vez (risas) porque he sido muy estricta en algunos momentos.