¿Cómo le decimos a los hijos que nos divorciamos?

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Peleas diarias, insatisfacción con la pareja, decepciones, rabias, son algunos de los sentimientos que experimentan las parejas cuando su capacidad de amar no supera las dificultades, de manera que deciden separarse, decisión difícil, pero como dijo María Alexandra Borzacchini, psicóloga clínica y especialista en niños, muchas veces es un mal necesario.

Los factores que llevan al divorcio son muchos, porque dependerán de las circunstancias individuales de cada pareja, sin embargo es evidente que en las últimas décadas los matrimonios que perduran son menos, bien sea porque dejan de amarse, no pueden resolver sus diferencias, porque el trabajo parental los agobia o porque la situación económica los tome desprevenidos.

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“De allí comienzan las disputas, las malas caras y la tensión, que se traslada a todos los miembros de la familia, en especial para los niños, quienes dependen emocionalmente del funcionamiento de sus padres, porque ellos aún no hacen una diferenciación entre lo que sienten ellos y sus propias sentimientos. Si su mamá está deprimida ellos dirán que están tristes, y si su papá está feliz ellos dirán que están felices”, explicó Borzacchini.

Mientras más pequeños sean los niños, más vulnerables serán a la sensación de desamor entre los padres, que se podrá manifestar -por ejemplo- por una mamá deprimida o desanimada y un papá que se aleja por los continuos conflictos entre ellos.

“Juntos o separados son incapaces de resolver las necesidades afectivas del niño, quien empezará a tener problemas que irán desde depresiones orgánicas (insomnio, falta de apetito) hasta dificultades para el aprendizaje dentro de la escuela”, precisó Borzacchini.

Sentenció que cuando a diario los niños reciben “esos teteritos de desamor” es preferible la separación, con el objetivo de mantener el resguardo de su salud emocional y evitar la tensión continua que deja a un lado la atención de los más pequeños.

“En estos casos cada uno deberá compartir los espacios del niño. Casi siempre tendrá a una mamá más pendiente de las necesidades del niño y un padre que le brindará compañía en menor tiempo, pero lo importante es que sea de calidad y no en conflictos de competencias con su expareja.

Evitar el trauma

La madurez de los padres se demostrará en la manera como asuman la “sociedad parental”, situación que se les dificulta porque cada uno preserva una emocionalidad o duelos que deben superar en un principio, bien sea por rabias, tristezas, decepción y otros sentimientos encontrados.

“Deben pensar en el bienestar del niño y poner a un lado el conflicto de pareja, para que al momento que sus hijos estén presentes sientan el amor que les brindan. Se dice que quien ame más va a demostrar la madurez y la salud mental necesaria para dejar a un lado sus rabias y así crear un ambiente agradable en procura del bien de los hijos”, aclaró María Alexandra Borzacchini.

Quienes no puedan hacerlo, deben buscar intermediarios como una hermana, tía, abuela o abuelo, para que interceda al momento de la planificación de horarios, salidas, y puedan transmitir la información sin la explosión que pueda presentarse en la expareja.

“Cuando tengan problemas para crear un ambiente sólido al hijo deben buscar ayuda terapéutica, para poder salir adelante y disminuir las situaciones traumáticas para la familia”, aconsejó la psicóloga.

Se deben manejar los espacios del niño de manera que puedan tener su tiempo para estudios y esparcimiento y evitar la lealtad dividida, que sucede cuando uno de los padres manda a espiar al otro a través del hijo.

“¿Qué te dio tu papá?, ¿tu mamá tiene novio?, entre otras preguntas que hacen sentir al niño como una salchicha aplastada dentro del perrocaliente. Esto le crea mucha ansiedad a los hijos y no es saludable”, estableció la psicóloga infantil.

Decirle al niño

Muchos padres prefieren evitar contarle al niño sobre la separación o divorcio, pero esta alternativa traerá más problemas que beneficios.
“Siempre es importante decirle al niño sobre la separación, en caso de no tener certeza de que sea definitiva se les puede decir que papá se irá con los abuelos un tiempo, sin mayor explicación, pero cuando el divorcio es una decisión sin vuelta atrás se debe hablar, dependiendo de la edad se utilizarán más o menos palabras”, señaló Borzacchini.

Se le puede decir que debido a las diferencias deben vivir separados, para evitar las peleas por problemas que entenderá mejor cuando esté más grande.

Es importante evitar argumentos que pongan en peligro la imagen de la madre o padre. Por ejemplo, si hubo una traición es necesario que el padre víctima no utilice esto para dañar a su pareja, porque el daño será para el niño.

“Frases como “tu papá no sirve para nada, se fue con otra mujer” o “tu mamá es una irresponsable, nunca hace las cosas bien”, destruirán la imagen interna que tiene el hijo de su padre o madre, y para restablecerla se necesitarán muchas horas de psicoterapia”, precisó la especialista en psicología infantil.

Sentimientos de culpa

María Alexandra Borzacchini explicó que a partir de los cuatro años los niños se formarán sus propias ideas del por qué se separaron sus padres, por eso es mejor darles información clara y sencilla sober la situación.

“Una de las características emocionales de los niños es que son egocéntricos, para ellos el mundo gira alrededor de ellos, entonces si usted no le ofrece una explicación crearán una historia de la fantasía donde aseverarán que si sus padres se separaron seguro fue porque él o ella hizo algo malo, y se sentirá culpable del divorcio”, detalló Borzacchini.

Recomendó que se diga una historia común que preserve la imagen de ambos padres, a menos que el niño haya participado o sea testigo ocular del motivo de la separación, como por ejemplo violencia doméstica.

“Incluso si la separación se debe a causas graves como el maltrato doméstico y hasta asesinatos, nunca se debe hablar de lo demoníaco o malo que es papá o mamá, sino decirles que están descontrolados, tienen problemas y deben resolverlos. Es sano dejar una ventana abierta para un posible perdón en el futuro”, alertó Borzacchini.

Padres presentes

En ciertos casos de separaciones, padres o madres evitan que los niños vean a su otro progenitor por las peleas continuas o por la gravedad de las causas de la separación, pero esta circunstancia tampoco es la ideal, por las consecuencias futuras que puede traer cuando ellos tengan sus propios hijos.

“He tenido casos dramáticos donde el padre ha cometido actos graves, sin embargo, a través de la psicoterapia se puede salvaguardar la madre o padre interno que tienen los niños. Recordarles lo bueno que fue esa persona antes de tener “un momento de locura”, pues muchas veces pasaron momentos agradables, apelar a esos recuerdos positivos. No siempre se logrará el perdón, pero es importante hacer ese trabajo de reconstrucción”, insistió Borzacchini.

Recalcó que los seres humanos pueden ser buenos y malos al mismo tiempo, con sus fortalezas y debilidades, por eso el perdón es importante para seguir adelante y ser mejor persona.

En el caso de los padres ausentes nada se puede hacer, el niño se lo perdió y no construye la imagen parental, sin embargo, lo podrá hacer a partir de un tío, abuelo, primo, el hombre que esté cerca y lo acompañe en su crianza.

“La presencia del padre y la madre es un derecho del niño que se establece en la legislación venezolana. En los casos más complicados se habla de las visitas supervisadas, no es algo que se les pueda prohibir si ellos quieren ser partícipes de la vida del otro”, aclaró la especialista en psicología infantil.

El amor por los hijos hará que sus padres puedan mantener esa sociedad parental en los mejores términos, sea con ayuda externa o propia, de manera que cuando la tormenta haya pasado se abrán nuevos horizontes, donde todos puedan sentirse más tranquilos, en condiciones de aceptar y disfrutar del presente que Dios regala cada día.

 

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