El título de este artículo representa una necesidad que se clama a diario.
No estoy refiriéndome sólo al sistema judicial, sino a la justicia como un valor que debe mostrar la sociedad entera. Al existir un desequilibrio en algún aspecto de nuestra cotidianidad… hay injusticia. Recordando la balanza, cuya figura representa la justicia, observamos que cuando ésta se inclina hacia un lado, se produce un desequilibrio, entonces observamos injusticias por doquier. Por lo tanto, mientras no se cumplan las normas, las leyes que nos regulan, viviremos en desequilibrio. Vemos cómo se violan todas y cada una de las leyes, y la anarquía se erige como la norma.
Nos reflejamos en esas violaciones, tanto en el papel de víctimas como de autores de las mismas. Cuando hay niños trabajando en la calle, cuando los estudiantes que van a cursar preescolar o primaria, no consiguen cupo, cuando el dinero no alcanza para hacer las compras que nos permiten satisfacer nuestras necesidades diarias, así trabajemos muchas horas al día, entonces nos percatamos del desequilibrio.
Asimismo, cuando los profesionales graduados en universidades tradicionales no hallan trabajo y los egresados de universidades paralelas, como los médicos comunitarios, para citar un ejemplo, son empleados en los hospitales con sueldos superiores, entonces allí existe una discriminación, por lo tanto hay una violación a nuestra Constitución Nacional, la cual señala que todos somos iguales.
Por otra parte, cuando los corruptos que ejercen cargos públicos no son sancionados, cuando se dilapida nuestro dinero en regalos y ayudas a otros países, mientras nosotros carecemos de buenos servicios… hay injusticia. Cabe destacar que el bajo poder adquisitivo que exhibimos los venezolanos no es un cuento de camino, es una realidad. Por ejemplo, para comprar un buen par de zapatos un obrero tiene que trabajar hasta un mes. En España, aún con la crisis, el obrero debe trabajar un día para comprarse el mismo producto, entonces notamos desequilibrio en la capacidad de compra. La relación del dinero debe medirse solamente en lo que se puede adquirir con las horas de trabajo, de esa manera veremos la relación entre dinero-trabajo.
He sacado con pinzas pocas situaciones de la larga lista que vivimos en el día a día, para afirmar que hay sed de ese valor. Si se incumple aunque sea una sola ley, o un artículo de la misma, no hay equilibrio. Por lo tanto, la sociedad debe abocarse a restituir el estado de derecho, porque ¿para qué existen las normas si no se cumplen? La indiferencia ante el arrebato de los derechos de un grupo, es una falta grave de todo ciudadano, porque representa un juego perverso que nos lleva a la decadencia y anarquía.
Estamos viviendo momentos difíciles, porque la sociedad se ha vuelto cómplice de esas injusticias, las avala al no pronunciarse, al no participar en la restitución del equilibrio, escudándose en que eso no lo afecta. Al vivir en sociedad todo nos incumbe, ya que el sufrimiento de unos modifica las energías del país, del planeta, porque somos un todo interrelacionado, aunque no nos hayamos percatado de eso.
¿Cómo podemos lograr en este país una cultura de justicia?: primero autoevaluándonos y observando cuando nosotros mismos violamos las leyes, las normas, aunque sea las más elemental, segundo cumpliéndolas a cabalidad y modelando esa conducta en los que nos rodean, en nuestra familia. Por otro lado, los docentes deben prepararse para trabajar ese valor siendo modelos y orientando tanto a los niños como a sus padres para que conozcan el marco legal que nos rige y además, para que las cumplan bajo cualquier circunstancia. Los medios impresos deben tener cintillos de un color que se fije en la memoria donde se dé a conocer la Carta Magna, las leyes de tránsito, o cualquier ley que se observe que no está siendo cumplida en el país. Igualmente los medios audiovisuales, con campañas impactantes donde se dé a conocer nuestra legislación.
Con la colaboración de todos, podemos lograr grandes avances. El primer lema que debemos tener es que “la ley entra por casa”, que nuestros gobernantes, empleados públicos, policías, fiscales de tránsito, militares deben dar ejemplo de cumplimiento de la normativa legal, porque de lo contrario, no tendrán moral para exigirle al ciudadano común el respeto de su figura, ni de la ley que representan.
