Lectura
La ley distributiva de los cuerpos que se sitúan en la capa gaseosa de la atmósfera de la Tierra y de todos los cuerpos del sistema solar, incluyendo al Sol, opera en la más externa de las capas de estos cuerpos. Y consiste en la propiedad del rechazo, por una parte, de ellos, y, de la orientación, por la otra, que la atmósfera les ofrece para que se dirijan a la capa del sistema a la cual correspondan por el estado de su masa.
Los cuerpos de masa sólida descienden a la capa sólida del sistema; los de masa líquida descienden a la capa líquida y los de masa gaseosa ascienden a la capa gaseosa superior del sistema.
Mediante este funcionamiento de la ley, la atmósfera se deslastra de todo cuerpo extraño a su ser natural; se limpia de ellos y evita que su acumulación pudiera congestionarla con las imprevisibles consecuencias que se derivarían.
La ley distributiva es una fuerza que en la orientación de los cuerpos imprime aceleradas velocidades tanto para la descendencia como para la ascendencia, como lo demostró Galileo para los cuerpos que descienden. Igualmente la ley rechaza toda ascendencia de los cuerpos sólidos, para evitar que su impulso les conduzca a escapar de la capa atmosférica. Es lo que se conoce en el mundo de los vuelos espaciales como: ley de escape.
Lo expuesto enseña que ningún cuerpo sólido puede ascender y escapar de la atmósfera a velocidades menores a once punto dos kilómetros por segundo.
Las nubes que se forman en el área más externa de la capa gaseosa de la atmósfera, son el resultado en el proceso de condensación después del ascenso en la fase de vapor primero y de su conversión en gas luego. Como se deduce el proceso de la condensación conduce indefectiblemente a que el agua en esa face pase al estado líquido y, en consecuencia, deba descender ´en precipitaciones que son las lluvias.
Es común ahora imaginar que la Tierra es un globo azul que majestuosamente se mueve en el espacio. Ese color azul proviene del ozono, una variedad del aire que imprime en todo lo que se pueda ver a distancia, como las montañas, sobre la superficie del planeta. En ese mundo azul gaseoso que es la atmósfera, la ley no permite que nada escape de la Tierra.
Otro aspecto muy serio es la ley de gravedad que imprimen los campos gravitatorios, y que opera desde afuera de la atmósfera, sobre el sistema total de los planetas, y, en particular, sobre el bello globo azul amor de la singularidad de la Tierra.
La lección es sencilla como todas la leyes que regulan la vida de la tierra: una ley distributiva interna que tiene la misión de orientar los cuerpos extraños a la atmósfera para que se conduzcaan a la capa que les corresponde en el sistema; y una ley de gravedad externa que regula el comportamiento de los planetas, el sol, los satélites etc.