Aunque el insoportable calor de la tarde hacía pronunciar exclamaciones de mucha gente pidiendo la lluvia y el cielo se mostraba temerosamente encapotado, fue sorpresiva la violenta tormenta con descarga eléctrica que alarmó tanto a la población barquisimetana como la de Cabudare, ayer tarde.
Según el mayor Edwar Rodríguez, jefe de la Oficina del Servicio Meteorológico de la región, la precipitación pluvial que comenzó, aproximadamente a las 2 y media de la tarde en la capital larense y se prolongó por espacio de más de dos horas, fue consecuencia de la onda intertropical número 27, que se desplazó hacia esta zona del estado Lara.
El funcionario alertó sobre la posibilidad de que se produzcan nuevas lluvias en el curso de las próximas 24 ó 48 horas a causa de una vaguada. Quienes salgan a la calle hoy deben ir provistos de sus paraguas.
Mientras arreciaba la tormenta, por lo menos en cuatro ocasiones se produjeron interrupciones en el servicio eléctrico y, por supuesto, los principales afectados fueron los clientes de las entidades bancarias y las personas que se encontraban en los consultorios médicos, como se pudo apreciar en el oeste, centro y este de Barquisimeto.
Como ya es costumbre, las calles se convirtieron en lagunas debido al colapso de los drenajes, produciéndose además enormes obstrucciones en el tránsito automotor cuando las luces de los semáforos se apagaron por los bajones en el fluido eléctrico.
Las aguas inundaron la Catedral, cuyo párroco, el padre Pablo Fidel González, manifestó que probablemente la situación se presentó porque ya están vencidos los trabajos de mantenimiento que se le hicieron a ese templo hace 16 años.
La inundación no sólo cubrió la nave central, sino que todos los alrededores de la santa iglesia se transformó en una inmensa laguna y, gracias a los feligreses que se apersonaron al lugar, fue posible, naturalmente con mucha dificultad, sacar aquel volumen de agua.
El padre González aprovechó la ocasión para hacerle un llamado a los organismos oficiales, en particular a la Gobernación y a la Alcaldía de Iribarren, para que presten su concurso en mejorar el mantenimiento de ese sagrado icono de la ciudad.
El comandante del Cuerpo de Bomberos de Barquisimeto, Giovanny Díaz, al hacer un reporte de las consecuencias del fenómeno metereológico precisó que los sectores mayormente afectados por las inundaciones fueron, al norte, las parroquias El Cují y Tamaca; al oeste, el barrio Rafael Linárez y al sur, el barrio Santo Domingo y todos los sectores vecinos a la Ribereña.En algunas plazas, parques y otros sitios cayeron árboles, pero no causaron mayores daños.
El coronel Héctor Vargas, director regional de Protección Civil, al ser entrevistado por los periodistas manifestó que afortunadamente no se produjeron víctimas que lamentar, aunque sí las molestias naturales que ocasionan las inundaciones.
Temor en Cabudare
El subteniente José Rodríguez, del Cuerpo de Bomberos de Cabudare, declaró que a las cuatro de la tarde se comenzaron a recibir llamadas telefónicas, especialmente del sector Villa Esperanza II, situada entre el final de la calle Santa Bárbara y colindante con la urbanización Ribereña.
Cinco calles fueron las más inundadas y en las viviendas ubicadas al margen de las mismas se produjeron pérdidas de enseres.
Los fuertes vientos que acompañaban la lluvia levantaron los techos de cinc de 60 casas
Los habitantes de esas viviendas perdieron sus enseres, pero no hubo daños humanos que lamentar.
En otros sitios de Cabudare cayeron árboles, como ocurrió en la calle Juan de Dios Meleán con San Rafael. Los efectivos bombreriles dieron la orden de desalojo a una familia que habita una vivienda, ya que uno de los árboles cayó sobre el otro y éste amenazaba con destruir el techo del inmueble.
Y en Agua Viva un árbol cayó sobre una casa y se esperaba que algún organismo de la Alcaldía se ocupara de retirar el estorbo.
En total fueron supervisadas 87 viviendas inundadas.
Fallas en el servicio de agua
Las interrupciones de energía eléctrica afectaron el servicio de agua en algunos municipios, de acuerdo con la información suministrada por Hidrolara.
El servicio hidráulico que surte a Jiménez, Iribarren y Palavecino proviene del Sistema Alto Tocuyo, el cual registró una paralización de aproximadamente una hora, entre las 4 y las 5 de la tarde, al dispararse los transformadores,
Al ocurrir este accidente se paraliza el bombeo, pero como la red tiene agua, no se siente la falla en el suministro a los suscriptores.
Cuando se reinicia el bombeo, se activa un motor cada media hora y, naturalmente, se mantiene la normalidad del servicio.
Sin embargo, sí hubo dificultades en Carora, donde hay dos sistemas de abastecimiento: Atarigua y Los Quediches, los cuales salieron de servicio a la misma hora que pasó en el Sistema Alto Tocuyo. A las 6 y media de la tarde quedó restituido el servicio en Los Quediches y, por ende, la red media y baja de la capital de Torres volvió a tener su bombeo normal. La red alta quedó afectada dos horas más tarde porque no había podido ser restituida la electricidad en Atarigua.
En Palavecino quedaron fuera de servicio los tres sistemas: El Recreo, Carabalí y Agua Viva, también por hora y media, a partir de las cuatro de la tarde.
En Crespo quedó fuera de servicio el pozo La Menca y se afectaron varios sectores.
En Urdaneta también falló el bombeo de Siquisique, Santa Inés y Moroturo por los bajones eléctricos. Esas poblacions se surten mediante pozos.