En la época de la extinta Coordinadora Democrática solía identificarse como un “trapo rojo” a prácticamente todo aquel movimiento que hiciera el Gobierno fuera del tema del Referendo Revocatorio, por lo que, siendo esa su presunta naturaleza, debía ser desestimado y no embestido, so pena de caer en trampas tendidas por el oficialismo para que perdiéramos el foco.
En muchos casos ciertamente se trataba de tácticas de distracción y era un error voltear la mirada, pero en otros casos no se trataba de trapos rojos, sino de agresiones reales que ameritaban la respuesta correcta, so pena en incurrir en un grave error por omisión. Al final se consumía una gran cantidad de tiempo discutiendo en muchas ocasiones si se trataba de un “trapo rojo” que debía dejarse pasar, o si lo planteado ameritaba una acción concreta. Para entonces éramos todos unos ingenuos ratones del laboratorio del G2 cubano.
Hoy en día tenemos frente a nosotros una situación compleja sin duda, porque el Gobierno ha decidido convertir las pistolas de agua en potentes armas, siempre cargadas y listas para ser disparadas a discreción. En este sentido, el gobierno tiene, como siempre, gran interés en desviar el debate sobre los graves problemas que más aquejan a la población, pero simultáneamente sus debilidades intrínsecas lo hacen más agresivo y peligroso que nunca, por lo que tirar palazos hacia todos lados y huir hacia adelante se ha convertido rápidamente en el plan de vuelo.
Es así como la propuesta de una Ley Habilitante dizque anticorrupción, la enésima denuncia de magnicidio y las irresponsables acusaciones de sabotaje son elementos de una evidente maniobra para poner temas sensacionales en el tapete que buscan disminuir la atención sobre la inflación, la escasez, la inseguridad, la crisis hospitalaria, el déficit habitacional, los apagones, las listas de útiles escolares que incluyen como “obligatorio” los rollos de papel higiénico y la escandalosa entrega de recién nacidos en cajas de cartón. Pero esta vez, a diferencia de otros momentos, estos temas no son sólo fuegos artificiales, sino que constituyen plataformas lanzamisiles, cuyos blancos son las cabezas más visibles de la Alternativa Democrática y sus respectivos entornos.
De hecho, esos misiles ya empezaron a ser disparados con la arbitrariedad típica del régimen. Tanto el allanamiento a la inmunidad de un diputado usando pruebas forjadas y sin contar con la mayoría necesaria, como el repentino cerco contra Oscar López, así lo demuestran, por lo que las amenazas contra Briquet, María Corina y el propio Capriles, que son las ya anunciadas a la hora de terminar este artículo, deben ser asumidas con toda seriedad.
Por último, un detalle para entender el trasfondo que hay detrás de toda esta arremetida, es lo expresado hace poco por el alcalde Ledezma, quien asoma que el Gobierno podría estar tejiendo una excusa, creando un ambiente, para darle un eventual zarpazo al proceso electoral del 08-D.
La razón que podría llevar a tan temeraria aventura es que el oficialismo sabe, como lo sabemos nosotros, que la grave crisis económica y social que atravesamos no se puede ocultar ni con mil maniobras de distracción, así como que la Unidad sacará mayor votación a nivel nacional, duplicará cuando menos el número de Alcaldías que controla actualmente y ganará todas las grandes ciudades, con lo cual el hueco en la línea de flotación de la revolución adquirirá proporciones suficientes como para provocar un rápido naufragio político.
Por todo ello, además de mantenernos alertas y resteados, estamos obligados más que nunca a proteger el proceso electoral que se avecina, participar de manera decidida en todos los ámbitos y defender la victoria.
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