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Pido la palabra

¿Y si nos reconciliamos abajo?…

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Muy compleja la situación actual del país. Una crisis económica en pleno proceso expansivo, agudizada por una crisis institucional de origen y legitimidad a partir de las cuestionadas elecciones presidenciales del 14 de abril. Una crisis moral que carcome los cimientos republicanos para desnudar la ausencia absoluta de sentido de pertenecía y amor patrio. Una crisis de servicios públicos primarios que conspira contra el medio ambiente y la productividad. Una crisis hospitalaria que exhibe niños recién nacidos colocados en cajas de cartón por insuficiencia de cunas en la maternidad de Aragua. Una crisis delictual que arropa la capacidad de respuesta del estado frente al hampa desbordada. Una crisis educativa que ha dejado colapsar la infraestructura física construida, mermar la calidad del docente, además de desaparecer programas alimentarios básicos a nivel de educación preescolar, primaria y básica. Una espantosa crisis vial que nos coloca en niveles de desempeño paupérrimos solo comparables con los países del continente africano. Una crisis política, exponencialmente magnificada, por el odio de clases sembrado y desatado entre hermanos venezolanos para dividirnos pasionalmente con fanáticas posturas extremistas, casi que islámicas, en cuanto a la forma de ver e interpretar el fenómeno humano en relación a su existencia terrenal…
Definitivamente Venezuela no puede continuar rodando en la barrena de los odios y las confrontaciones heredadas que nos impiden el dialogo en función de las grandes soluciones que el país exige. En ese sentido, esta particular coyuntura municipal nos permite comenzar a discutir los problemas más sentidos de la población en general. Esos que tienen que ver con el día a día de los ciudadanos y sus comunidades más deprimidas. Necesitamos municipalidades fuertes y diestras en el ejercicio de la función pública para dar solución rápida y eficiente a la cotidianidad del venezolano. La mesa de diálogo, por ejemplo en Barquisimeto, en relación a problemas neurálgicos como el agua, la luz, las cloacas, los drenajes y el sistema de transporte masivo, son variables que no admiten dilación de cara a una crisis estructural que va mucho más allá de un pasaje gratuito y unos buses circulando por canales exclusivos. Nuestras carencias urbanas son muy graves y requieren del concurso y la participación de todos, sin distingo partidista de ninguna naturaleza, para arribar a los acuerdos que nos permitan crecer y avanzar hacia la solución de los mismos.
La ciudad con sus problemas nos pertenece y nos afecta a todos. Perdonarnos en función de un dialogo abajo, en las comunidades que sufren y padecen las verdaderas carencias derivadas de la ineptitud y la desidia gubernamental, no admite más dilaciones. Si la alta dirigencia se opone a sentarse en la misma mesa a conversar en relación a los problemas; hagámoslo nosotros. Abramos el debate en las urbanizaciones, barrios y comunidades en general. Invitemos a los aspirantes a Alcaldes y Concejales de todas las tendencias a discutir y traernos propuestas de solución a nuestras penurias y necesidades básicas. Es la mejor forma de compartir visiones y comenzar un proceso de reconciliación de abajo hacia arriba…
Mis comentarios:
.- Prisioneros ideológicos de una nación extranjera, nos pretenden imponer un estado de conciencia ciudadana instintivamente primitiva, reactiva fundamentalmente, solo frente a estímulos básicamente alimentarios.
.- Muy triste para una nación que pudo exhibir la clase media más prospera del siglo XX en el mundo entero.
.- La verdad es que ver el panorama económico del país, frente al cuadro de necesidades en mora luego de casi 15 años de gobierno, es como para pensar seriamente en un dialogo…
.- El problema de la corrupción debe comenzar por aclarar lo relacionado con la nacionalidad del extranjero (colombiano) que ejerce, ilegítimamente, la presidencia de la República…
.- Una acción de esta naturaleza, le permitiría al partido de gobierno, lavarse la cara frente al país…
.- Un dirigente de base, ahogado en los problemas de su comunidad, no puede, bajo ninguna circunstancia, apoyar a un dirigente corrupto que nada en riquezas mal habidas, mientras él padece penurias y pasa hambre…
León rugiente y oso hambriento es el príncipe impío sobre el pueblo pobre… (Proverbios: 28-15)
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twitter:@sergioborgel

 

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