Unos 18 mil espectadores de diferentes países del mundo, especialmente europeos y norteamericanos, fueron testigos del North Sea Jazz Festival, el más importante evento musical que se realiza en Curazao desde hace tres años, y que este 2013 tomó los espacios del World Trade Center durante dos noches.
El público comenzó a llegar a la isla a inicios de la semana, hasta copar la capacidad hotelera casi en su totalidad. Pero la alegría de los melómanos llegó los días viernes 30 y sábado 31 de agosto, cuando un extenso cartel de estrellas internacionales deleitó a los seguidores de diversos géneros musicales.
EL IMPULSO se hizo presente en este encuentro, al ser uno de los cuatro medios de comunicación nacionales acreditados por la Oficina de Turismo de Curazao en Venezuela, entre delegaciones de más de 70 países que asistieron a presenciar el connotado festival que este año contó con cuatro tarimas para la presentación de 23 artistas.
Entre soul, jazz, disco y salsa
La tercera edición del North Sea Jazz Fest comenzó este viernes 30 de agosto con la presentación de doce propuestas musicales que, luego de las seis de la tarde (5:30 hora de Venezuela), hicieron sonar sus instrumentos para complacer a los melómanos.
El Etta James, un nuevo escenario dispuesto este año a la orilla de la playa, fue el primero en encender su iluminación para recibir a la cantante curazoleña Kris Berry, una intérprete de soul, jazz y pop que se encontró con el público para ir encendiendo los ánimos de una noche que se entendería por seis horas.
En la tarima principal, Sam Cooke, comenzó la fiesta musical con la presentación de la banda estadounidense Toto, justo a las 6:45 p.m. Un paseo por los éxitos de sus 13 discos de estudio, emocionó a los fanáticos que se encontraban en ese momento.
Para muchos fue un reencuentro, ya que Toto tuvo un breve descanso de los escenarios y luego regresó en el 2010. Es por ello que los fanáticos no duraron en corear, en dos oportunidades, su éxito Hold the line, el primero del disco debut con el que vendieron más de dos millones de copias en Estados Unidos, a finales de los años 70.
Mientras Toto daba una descarga en el escenario principal, un show más íntimo y emotivo era el que daba la “Emperatriz del soul”, Gladys Knight, que salió al escenario Celia a las 7:15 p.m. La ovación del público emocionó de 69 años, que no dudó en dejar su alma en la tarima, agradeciendo a sus seguidores que corearon temas como Midnight train to Georgia, I’ve got to use my imagination y Best thing that ever happened to me. La esencia góspel de la intérprete predominaba en el espectáculo, al mismo tiempo que en la tarima Sir Duke, los ocho músicos del New Cool Collective se preparaban para iniciar su presentación a las 7.30 p.m. El saxo y los instrumentos de percusión, predominaron en este espacio.
Mientras los espectadores hacían su recorrido por los cuatro escenarios, a las 8:45 llegó la hora de Mud Morganfield, el americano de actitud sobria que, ataviado de color aguamarina, hizo que los verdaderos fanáticos recordaran a su padre, el fallecido cantante Muddy Waters.
La música no paraba en los espacios del World Trade Center de Curazao. Todo el público se apostó frente a tarimas diferentes, aunque a las 9:00 p.m., los melómanos se concentraron en el Sam Cooke, para admirar a una verdadera diva.
La salida de Diana Ross causó una emoción multitudinaria. La artista femenina más exitosa de la era del pop en los 70 y 80, estaba frente a los ojos de sus fanáticos, esos que la han seguido durante sus 45 años de carrera, y algunos más jóvenes que han heredado el gusto musical por asunto de generaciones.
Con sólo escuchar las primeras notas musicales del popular I’ coming out, los presentes habían estremecido. La música disco se apoderó del momento, mientras la diva recorría sus éxitos y luego hacía un cambio de vestuario para interpretar I will survive, el famoso tema que grabó Gloria Gaynor en los años 70.
Cerca de las once de la noche, la gran masa se concentró nuevamente en la tarima principal, esta vez para admirar al artista que género emociones y dejó atrás el protocolo que lo caracteriza en la mayoría de sus conciertos.
A las 11:30 p.m, “El flaco” Marc Anthony dejó ver su silueta y tomó el micrófono para abrir su presentación con Y hubo alguien, desatando la euforia en los latinos, pero aún más en europeos y estadounidenses que se dejaron conquistar por la música y hasta decidieron poner en práctica algunos pasos de baile.
Esta vez, Marc interactuó con el público. Regaló besos, sonrisas y hasta hubo tiempo para hacer bromas. Uno de los mejores momentos de la noche llegó con Hasta ayer, cuando invitó al escenario a un joven violinista que hizo un solo muy aplaudido, aún con mayores vítores cuando se anunció que se trataba de un músico venezolano.
Los timbales no dejaron de sonar con Aguanilé, pero al poco tiempo llegó el romance con Y cómo es él, tema de José Luis Perales. “Quise grabar esta canción con la que crecí” dijo Marc antes de entregarse con pasión a esta interpretación.
La noche siguió con lo mejor de su repertorio. Pasada la una de la madrugada, el público comenzó a despedirse, por esa noche, del World Trade Center, que se encontraba repleto de seguridad y servicios para la comodidad de todos los asistentes.
“El sol de México” iluminó el Caribe
El North Sea Jazz Fest cerró con una noche que emocionó a los latinos.
Mientras el cantante canadiense de origen libanés Paul Anka se encontraba en el escenario Celia rompiendo cualquier tipo de protocolo, abalanzándose al público y subiéndose a cantar sobre una silla, en la tarima principal alistaban los instrumentos del artista que desató más pasiones esa noche.
A las nueve se encendieron las luces de la tarima Sam Cooke para recibir al mexicano Luis Miguel que, acompañado de once músicos, prefirió evitar mayores palabras y se dedicó a cantar sus éxitos.
Suave, Por debajo de la mesa, No sé tú, Palabra de honor, La incondicional y Cuando calienta el sol, fueron algunos de los temas coreados por el público; aunque algunos esperaban escuchar canciones como El día que me quiera, La bikina y Somos novios, que no fueron incluidos en el repertorio.
Más tarde, los sonidos de los llanos colombianos y venezolanos se apoderaron del escenario Celia, con la presentación del arpista Edmar Castañeda, quien inició su presentación con la pieza Cuarto de colores, esta vez acompañado de dos músicos estadounidenses que se encargaron de tocar el trombón y la batería.
Al mismo tiempo que el colombiano deleitaba a su público, en la tarima ubicada a orilla de la playa se encontraban Los Lobos, alegrando a los espectadores con su tex mex y rock and roll. El momento más especial de su presentación llegó con La bamba, tema con el que todos los presentes decidieron poner en práctica este baile de pareja que forma parte de la música tradicional mexicana.
Aunque se había anunciado a Usher para el cierre del festival, este debió cancelar su presentación por motivos personales. Sin embargo, para la organización no fue difícil llevar a un artista legendario para culminar tan especial noche.
Así fue como el estadounidense Prince se robó el show con su cabello afro y psicodélicos atuendos y una euforia que lo hizo hasta extenderse del tiempo previsto para su espectáculo. Purple rain y Let’ go crazy, no faltaron en el repertorio de una noche inolvidable.
La buena noticia para los melómanos es que ya se trabaja en la organización de la cuarta edición del North Sea Jazz Fest, que ya tiene algunos artistas confirmados para el 2014.